Trasandino en el Congreso

Por Héctor Pérez Morando

En las últimas semanas han asomado por parte del gobierno neuquino otras iniciativas, esta vez con color brasileño -y el siempre silencio rionegrino- para estos más de cien años de proyectos del Trasandino que hemos comentado sintéticamente en este diario («Río Negro» 24/9 – 15/11/2001 y 29/8/2002 y 8/7/2003). Como nuevo aporte a la que imaginamos gruesa carpeta, insertamos este recuerdo para dos iniciativas -una neuquina- que la cargamos en el primer vagón del futuro Trasandino Patagónico. Porque nosotros también formamos parte de esta esperanza norpatagónica. Y, posiblemente, ligada mucho más a la geografía sudamericana.

Aunque olvidado, rescatamos aquel proyecto de declaración del diputado neuquino Enrique Eguireun, que en la sesión del 4 de junio de 1975 tuvo entrada como punto 14 por la cual «vería con agrado que el Poder Ejecutivo nacional dispusiera la continuación de los trabajos de tendido de 135 kilómetros de líneas férreas de trocha ancha (1.676 milímetros) desde Zapala hasta la frontera con la República de Chile, paso Mallin, en la provincia del Neuquén». El entonces diputado nacional neuquino justificó su pedido con varios argumentos para «la prosecución de los trabajos de tendido de aproximadamente 135 kilómetros de líneas férreas desde Zapala a paso Mallin». Expuso que dichos trabajos -a su juicio- tenían prioridad a otros y que jugaba «la integración nacional y la promoción del espacio adyacente al límite internacional», pero lo que más destacó fueron artículos de la ley 18.575 de 1970 conocida como de «promoción para el desarrollo de zonas de fronteras» que, por ejemplo, en su art. 2, inc. c) alentaba «el afianzamiento de vínculos espirituales, culturales y económicos entre la población de la zona y la de los países limítrofes, conforme a la política internacional de la República».

En su presentación, el diputado Eguireun sostuvo que la obra trascendía «los intereses de la provincia del Neuquén para favorecer a toda la Patagonia y al país en su conjunto» y recordó, además, que en el convenio firmado con Chile en agosto de 1943 (Storni-Fernández) se había establecido dar «prioridad a los estudios y trabajos para la terminación del Ferrocarril Trasandino». La iniciativa parlamentaria fue pasada a la Comisión de Transportes, cuyos integrantes aprobaron el texto declarativo con ligeras modificaciones, siendo sancionada en la sesión del 29 de setiembre de 1975 que presidió el vicepresidente de la Cámara de Diputados Salvador F. Bussaca.

Pasaron casi diez años y otra vez el trasandino por Neuquén ocupa la atención de un diputado nacional, pero esta vez de la provincia de Buenos Aires y muy afín al tema ferroviario: el justicialista Lorenzo A. Pepe. Mayor envergadura, pues, fue proyecto de ley y expresaba: «Artículo 1: Se efectuarán las tareas de construcción del tramo ferroviario que prolongue la vía del Ferrocarril Nacional General Julio A. Roca, desde la punta del riel Zapala, hasta el límite con la República de Chile, cruzando la cordillera de los Andes por el Paso Lonquimay o Pino Hachado. Recorriendo la traza que según los estudios previos resulte más conveniente» (sic). Acompañaron la iniciativa como firmantes los diputados Oscar F. Britos, Orlando E. Sella y Antonio Paleari.

El proyecto tuvo tratamiento parlamentario en la sesión del 29 de mayo de 1984, en la cual Pepe se remontó a 1902, cuando el legislador Emilio Mitre (nacido en Carmen de Patagones) y hermano de Bartolomé, se había interesado por el trasandino neuquino. Además, Pepe señaló que dicho ferrocarril permitiría «a nuestra Nación sacar sus productos por el lado del Pacífico y ahorrar en más del 50 por ciento los costos del transporte que actualmente debe hacerse por vía marítima a través del cabo de Hornos» y «permitiría, además, abrir un amplísimo mercado para todo el valle del río Negro y del Neuquén hacia la zona de Oriente y del Asia». También hizo notar que la Secretaría de Estado de Transporte apoyaba la idea del trasandino por Neuquén.

El diputado nacional neuquino Gutiérrez apoyó el proyecto recordando: «En 1954 ya estaba establecido el obrador en la ciudad de Zapala y había tenido inicio la construcción de ese ferrocarril. Sin ninguna duda -agregó- debe impulsarse la concreción de esta línea, que nos dará una salida al Pacífico». Senadores trató el proyecto en sesión del 30 de mayo de 1985, aprobándolo con modificación y vuelto a Diputados quedó definitivamente sancionado en la reunión del 19 de setiembre de 1985, constituyéndose en la ley Nº 23.253, promulgada mediante decreto Nº 1.942 que firmó el entonces presidente Raúl Alfonsín.

Pero el proyecto original tuvo un agregado de importancia: el artículo 2º decía: «Los fondos que demande la presente ley serán tomados de 'Rentas Generales' cuando las disponibilidades presupuestarias lo permitan» (sic).

Como no tenemos noticias de que la «ley Pepe» del trasandino haya sido derogada, tal vez sea suficiente que el gobierno neuquino y sus representantes en el Congreso de la Nación «ubiquen» la obra en el presupuesto de la Nación o logren otra forma la asignación de fondos. Por la parte nacional la ley está y quedaría la incógnita del Paso por Lonquimay o Pino Hachado «que según los estudios previos resulte más conveniente», de acuerdo con lo que se aprobó por dicha ley.

A lo mejor, nuevamente la esperanza del Trasandino Patagónico por Neuquén pueda circular por la misma y prolongada vía con la también actual iniciativa de vecinos zapalinos: «El tren vuelve».


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