Trasladan a africanos abandonados en el Sahara

El gobierno marroquí comenzó a recoger a parte de los mil subsaharianos que había abandonado en el desierto para que no intentaran cruzar a través de Ceuta y Melilla a España. Según mostró la televi

Tras las denuncias de numerosas ongs, Marruecos empezó este fin de semana a recoger del desierto a algunos de los más de mil subsaharianos que al parecer trasladó al Sahara para impedir que trataran de cruzar hasta territorio español por Ceuta y Melilla.

Según medios españoles, los inmigrantes fueron transportados ayer en autobuses y vehículos militares a una zona desértica cercana a la frontera con Argelia, con el objetivo de deportarlos.

La televisión española mostró imágenes en las que se veía a muchos subsaharianos protestando por la medida. La mayoría estaba esposada.

La prensa española señala que Rabat está negociando con algunos de los países de origen de los inmigrantes para devolverlos en avión en los próximos días.

Varias ongs habían acusado a las autoridades marroquíes de llevar a los inmigrantes a zonas desérticas, dejándolos allí abandonados sin alimentos ni agua.

Según los reportes, el gobierno marroquí ha alcanzado un acuerdo con el senegalés para repatriar a 350 ciudadanos de esa nacionalidad a su país.

También se ha logrado un acuerdo similar con Mali para 650 inmigrantes más.

 

Madrid también es criticado

Madrid ha sido igualmente blanco de duras críticas por su decisión de empezar a expulsar a inmigrantes ilegales del centro y oeste de Africa a través de la frontera marroquí.

Rabat por su parte recibió fuertes condenas por dejar a estos inmigrantes al Sahara, donde según las ongs estas personas fueron abandonadas sin comida, agua ni alojamiento. Los subsaharianos habían sido detenidos en las últimas semanas cuando intentaban saltar la valla que separa Marruecos de Ceuta y Melilla.

Una travesía terrible

Los inmigrantes africanos que se esfuerzan por llegar a Europa suelen padecer sufrimientos agudísimos antes de llegar siquiera a tocar las puertas del Viejo Continente. Y muchos nunca lo logran. Houta Bille Patrick vio hombres morir en su recorrido a través del Sahara, bajo un sol agobiante y muriéndose de hambre mientras se dirigían al umbral de Europa.

La odisea de 3.800 kilómetros desde su natal Camerún le llevó un año. A lo largo del camino, vio lo indecible: hombres tan sedientos que bebían su propia orina, y luego le rogaban a otros para que les dieran la suya; hambre cercana a la locura, piel quebradiza bajo un sol abrasador, horribles y abundantes flujos de sangre de la nariz.

«Pensé que estaba acabado», dijo Houta, que tiene 25 años pero se ve casi de 40, de pie en unas atestadas instala

ciones de detención. «Sólo la oración me salvó». Después vinieron 18 meses en un bosque de pinos en las colinas de Marruecos, ocultándose durante el día de policías con macanas, deslizándose furtivamente durante la noche para comer de basureros y esquivando a bandoleros. Su destino, este enclave español en la costa del Norte de Africa, lucía tentador ante él. Tras una decena de intentos fallidos, Houta logró entrar hace dos semanas, junto a oleadas de hombres desesperados del Africa subsahariana que emplearon escaleras hechas a base de ramas de árboles para escalar una cerca de alambre de púas de tres metros de altura, y luego otra, desgarrándose manos y pies.


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