Tratamientos otoñales
Productores frutícolas no deben bajar los brazos en esta época. Si ya existían problemas con hongos y bacterias, el riesgo de infección aumentará la próxima primavera. Al ser cultivos pluri anuales, los daños pueden comprometer permanentemente la salud de la plantación.
Pulso Frutícola
Finalizada la cosecha, cuando los gastos de la chacra se acumularon pero los ingresos son inciertos, el productor se hace una pregunta habitual: ¿Son realmente necesarios los tratamientos otoñales?”
Para responder a esta inquietud es bueno considerar que: 1) estamos en un año “niño”, o sea en un período húmedo que propicia la incidencia de enfermedades; 2) si la temporada previa fue problemática con hongos y bacterias, el riesgo de infección aumentará la próxima primavera; 3) los frutales no son cultivos anuales, por lo que los daños que una temporada afectaron rendimientos y calidad pueden trascender la sanidad y comprometer permanentemente la salud de la plantación.
La bacteriosis (Xanthomonas pruni) que deteriora frutos y follaje de ciruelos japoneses, precipita la decrepitud de todo el monte. El torque (Taphrina deformans) induce una intoxicación masiva que obliga al duraznero a deshacerse de sus hojas y a reponerlas, debilitándolo considerablemente. La temible podredumbre morena (Monilia sp.) exporta sus efectos devastadores en frutos hacia la góndola del supermercado, resintiendo el prestigio del productor en el mercado.
Similar situación en el plano comercial se da a otra escala en los valles más húmedos con la sarna del manzano (Venturia inequallis) y del peral (V. pirina). En perales Packham´s el tizón de las flores (Pseudomonas syringae), por su capacidad de generar núcleos de congelación en los tejidos, hace que los árboles tomen el típico aspecto esquelético. Fitoftora (Phytophtora spp.), una vez instalada en cuello y raíces de la planta provoca su declinación, y con lluvias abundantes y/o deficiencias de riego, su colapso.
El control con pulverizaciones de productos cúpricos para bacteriosis, torque, monilia y tizón, previene el ingreso del patógeno en las heridas de las hojas al caer, y reduce la carga de inóculo para cuando se reinicie la sincronía de ciclos biológicos de enfermedades y cultivos. La aplicación foliar de urea contra sarna, basada en la elevada facultad de las hojas del manzano para absorber nitrógeno, facilita su descomposición eliminando así el sitio donde inverna Venturia. El uso de metalaxyl, fosfito de potasio, o fosetil aluminio en el cuello de la planta para controlar fitoftora es oportuno en otoño, momento – junto a la primavera – de mayor actividad radicular.
Se sugiere siempre recurrir a un ingeniero agrónomo o dirigirse a una Agencia de Extensión del INTA para consultar sobre principios activos, dosis, momento y forma de aplicación, a fin de mantener tanto la sanidad como la salud del monte frutal.
Ing. Walter Nievas. INTA Alto Valle – Coordinador Proyecto Regional Territorial Valle Medio-Río Colorado/Fotos: Ing. Rafael De Rossi, de la AER Río Colorado
INTA Alto Valle
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