«Tres goles a Boca… y sí, es demasiado»

El día después del chico que fue gran figura el domingo

«Ojalá se le dé y explote», comenta un pibe en los pasillos del Nuevo Gasómetro, mientras ojea un diario. «¿Cómo? Tres goles a Racing y otros tres a Boca, ¿te parece poco? Peirone ya explotó», le responde Alberto Rendo, quien trabaja en las inferiores de San Lorenzo y en la década del'60 se destacó con la camiseta azulgrana junto al «Bambino» Veira, el «Toti» Veglio y la «Oveja» Telch, entre otros. En el Bajo Flores todos hablan de él: Hernán Peirone (Córdoba, 1986).

El pibe que nació en Villa del Rosario todavía no tiene contrato y vive en la pensión del club. Los tres goles que le convirtió a Boca el último domingo lo catapultaron a la tapa de todos los diarios. En compañía de sus padres Rubén y María Elena, y su sobrino Lautaro, de cinco años, Peirone intenta mantenerse ajeno a la vorágine que gira a su alrededor. Algún periodista apresurado ya le pregunta si quiere en jugar en el Real Madrid. El delantero mantiene la calma. «Es muy lindo llevar goles al exterior. Pero estoy tranquilo y esperando mi oportunidad. Todavía no pienso en eso», suelta para salir del paso.

Sereno, tímido, Peirone charla con «Río Negro» dentro del Nue-vo Gasómetro, donde el día anterior acaparó todos los elogios por su tripleta a Boca.

«Fue algo soñado, lo más lin-do que le puede pasar a un jugador. Siempre se tiene la ilusión de hacer goles y más en un clásico. Estoy como en las nubes. No lo puedo creer. Es demasiado tres goles a Boca», expresa el delantero.

El pibe cuenta que la noche del clásico no pudo dormir.

Tras el partido se fue a comer un asado con su representante y con sus padres. Ayer aprovechó las últimas horas de papá y mamá en Buenos Aires. Ruben y María Elenena llegaron dos horas antes del encuentro con Boca y anoche regresaron a Villa del Rosario.

Mientras Peirone dialoga con este diario, una notera le pide a los padres que digan unas palabras ante una cámara. Con amabilidad, ambos se niegan. La ma-dre no puede creer que todos los medios estén buscando a su hijo. Observa la escena y pareciera que la situación le genera algo de vergüenza. «Mirá que lindo que salió», comenta María Elena mientras señal la tapa de un diario. Por unos segundos la madre fija la mirada en su hijo y, orgullosa, desprende algunas lágrimas. «Es lo más lindo de todo. Siento que les estoy devolviendo algo muy importante por el gran sacrificio que hicieron para que yo pudiera llegar hasta este momento», apunta el delantero.

En el entretiempo del clásico con Boca sus compañeros Walter García y Pablo Zabaleta le dijeron: «'Peiro', vas a meter dos goles más». El delantero los miró y sonrió sin soltar palabra. «Ja, nos le dije nada en el momento pero después les agradecí. Ojalá ahora se repita seguido», señala entre risas.

Peirone llegó a San Lorenzo a los 13 años, en febrero de 2000, recomendado por Germán Martelotto y Gabriel Rodríguez, a cargo de las inferiores, decidió que se quedara. Hasta ese momento jugaba en el Polideportivo, un club del pueblo. «Estoy muy agradecido porque ellos me ayudaron mucho», comenta el delantero.

«¿Mis características? Lo mío siempre fue pegarle fuerte. No soy mucho de definir a un palo y todo eso -confiesa Peirone-. Hay veces que miro al arquero y otras la situación. Tengo que trabajar en lo físico y en la definición, donde me quedan muchas cosas por mejorar».

La bendición del gran 'Beto'

En la última navidad, María Elena le regaló a su hijo un libro de elaboración casera con recortes de diarios y revistas en los que aparece el delantero. Los últimas fotos de ese álbum son las del último partido del Apertura, cuando le convirtió tres goles a Racing. «Si sigue así, vamos a tener que hacerlo por tomos», bromea el padre.

Mientras, Peirone continúa relatando las sensaciones de su gran día. «No pensaba que el partido con Boca podía resultar así. Fue muy importante la libertad que me dio Veira y la actitud que mostró el equipo. Por suerte pudimos cambiar la imagen del último partido (derrota 3-0 ante Olimpo)».

– El primer gol fue el que más te gustó, ¿por qué?

– Porque fue el más complicado y difícil. Hasta yo me sorprendí como quedó muerta la pelota. Además sirvió para abrir el marcador. Los goles dan más ganas de seguir entrenando. Ahora hay que seguir trabajando duro como lo venía haciendo.

– ¿Le pediste el cambio a Veira?

– Sí, fue antes del tercer gol. Le pedí que me sacara porque estaba muy cansado. Estuve un mes afuera con la Selección y eso se sintió un poco. Fueron nueve partidos en veinte días. Pero bueno, después en la jugada del tercero. No sé de dónde saqué fuerzas y pude lograr convertir.

– Además de tus compañeros, también te felicitó el «Beto» Acosta.

– Sí, me dijo que estuviera más tranquilo que nunca, que lo disfrutara con mi familia y que mantuviera los pies sobre la tierra porque eso iba a ser muy importante. (ABA)

 

Juan Ignacio Pereyra (ABA)

Nota asociada: Veira lo compara con un grande

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