Trump cumple
Dos semanas antes de asumir, Donald Trump ya está cumpliendo una de sus principales promesas de campaña: el muro en la frontera sur delEE.UU. ya está en construcción, y los costos, a cargo de México. Aunque todavía no se haya instalado un solo ladrillo.
Al magnate que el 20 de enero se mudará a la Casa Blanca le bastaron un par de tuits amenazantes para que la automotriz Ford cancelara la construcción de una planta en San Luis Potosí, una inversión prevista en 1.600 millones de dólares que implicaría la creación de 2.800 puestos de trabajo en México.
En cambio, Ford anunció una inversión de u$s 700 millones en su planta de Flat Rock, Michigan, para el desarrollo y producción de vehículos autónomos y eléctricos, que significarán 700 nuevos empleos en EE.UU.
Trump respondió a través de la misma red social con un agradecimiento al “voto de confianza” que la decisión le demuestra. Pero, fiel a su estrategia de negociador duro, en el mismo tuit adelantó: “Éste es el comienzo; viene mucho más.”
De lo que viene ya da clara muestra el segundo gigante automotor, General Motors, que produce en México el modelo Cruze bajo la marca Chevrolet. “Hazlo en EE.UU. o paga una tasa más alta en la frontera”, ha dicho Trump, quien en la campaña presidencial ya le había puesto un número, 35, al porcentaje arancelario que impondrá.
La automotriz explicó inmediatamente que más del 90 por ciento de la producción mexicana del Cruze se exporta hacia otros países, y que las 190.000 unidades de ese modelo vendidas el año pasado en Estados Unidos se fabricaron en la planta de Lordstown, Ohio.
Pero el camino de las explicaciones no lleva muy lejos cuando de torcer la voluntad de Trump se trata. También Ford había intentado convencer al futuro presidente de que la planta mexicana de San Luis Potosí apenas representaría una mínima parte de su producción y de los puestos de trabajo que ella genera, que en territorio estadounidense son unos 50.000 empleos distribuidos en 24 plantas fabriles. Y, sin embargo, la automotriz cedió.
Para más datos, la CEO de General Motors, Mary Barra, forma parte del equipo de ejecutivos que Trump ha designado para que lo asesore en temas empresariales y de empleo, y nada indica que las decisiones cruciales para el gigante de Detroit puedan contradecir las del próximo ocupante de la Casa Blanca.
Las advertencias no se limitan a los fabricantes estadounidenses. Ayer se extendieron a Toyota, que ya inició la construcción de una planta en Guanajuato con una inversión prevista de 1.000 millones de dólares: “De ninguna manera. Constrúyela en EE.UU. o paga un impuesto en la frontera”, le espetó Trump –por twitter- a AkioToyada, presidente de la automotriz japonesa, quien había dicho que mantendría los planes en México.
La carta de defensor del empleo estadounidense le significó ganar una de las manos más difíciles de la partida electoral, y el magnate apostará fuerte en sus primeros meses de mandato a colmar las expectativas que su discurso proteccionista abrió.
Para hacerlo, desde un primer momento Trump sostuvo la necesidad de renegociar el tratado de libre comercio con México y Canadá (NAFTA, en inglés), y como adelanto de cuáles serán sus estrategias ya designó representante de Comercio a Robert Lighthizer, un ex funcionario del gobierno de Ronald Reagan caracterizado por sus ideas proteccionistas, fuerte crítico de las prácticas comerciales de China.
Lighthizer será el negociador jefe de los tratados y disputas de Washington con sus socios comerciales: “Hará un trabajo destacado representando a EE.UU., mientras luchamos por lograr acuerdos comerciales que pongan al trabajador estadounidense en primer lugar”, afirmó Trump en un comunicado.
Desde el sur de la frontera los embates contra las inversiones estadounidenses en la industria automotriz ya encendieron la alarma: la actividad, piedra angular del NAFTA, es clave para toda la economía de México, principal potencia en Latinoamérica con la fabricación de más de 325.000 vehículos mensuales.
México repite protestas y promesas de batallas judiciales, pero las decisiones dicen más que los justos reclamos: cuatro meses después de haber sido eyectado del gobierno por “cocinar” el encuentro entre el presidente Enrique Peña Nieto y el entonces candidato Trump, Luis Videgaray ha sido llamado de vuelta desde la residencia oficial de Los Pinos, esta vez para asumir la Cancillería mexicana.
“El muro en la frontera sur ya está en construcción, y los costos, a cargo de México. Aunque todavía no se haya instalado un solo ladrillo”.
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- “El muro en la frontera sur ya está en construcción, y los costos, a cargo de México. Aunque todavía no se haya instalado un solo ladrillo”.
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