Últimos chivos rumbo a la veranada

Los crianceros apuestan a venderlos en las fiestas de fin de año. Aprovechan el paso por los pueblos para colocarlos y defender sus economías familiares.

La sacrificada labor del criancero trashumante requiere de paciencia, enfrentar las adversidades del camino y las condiciones climáticas muchas veces desfavorables. En ese andar, aprovechan la llegada a los pueblos en las fiestas de fin de año para colocar sus chivitos y hacerse de recursos para sostenerse con su familia en el campo.

Uno de los últimos arreos trashumantes hizo su paso por Chos Malal , rumbo a la veranada donde pasarán los próximos meses.

Se trata del arreo de Roberto Lazcano, un hombre de 55 años cuyo capital lo conformaron unos 800 chivitos y algunos yeguarizos. El cansancio y una temporada crítica por la falta de agua y pasturas, fueron factores que jugaron en contra, pero tienen que llegar a la veranada y las adversidades no hacen que detengan la marcha. Hace 6 días salió de Los Chihuidos, donde invernaron los animales y ahora va rumbo a Buraleo, y le restan 13 o 14 días sino surgen imprevistos.

Son 300 kilómetros, por lo que Roberto y su hijo Diego pasaron la Navidad realizando las faenas del hombre campesino. Y lo mismo pasará en Año Nuevo, que los sorprenderá en las rutas y callejones de arreo con sus animales, en la escarpada y agreste geografía del norte neuquino.

Roberto no pierde la esperanza de poder vender algunos chivitos para estas celebraciones de fin de año, lo cual ayudará a la economía familiar. El costo en que venden los chivitos nuevos rondan en los 1.200 pesos y son los más codiciados al momento de festejar la Navidad, el Año Nuevo o simplemente con familiares o amigos sin que medie una ocasión especial.

Diego lo acompaña en una Ford F 100. Allí lleva provisiones para ellos, fardos de pasto y agua para los animales y unos chivitos agotados por el largo camino.

En distintos tramos de la ruta, Diego deja su camioneta, toma el lazo y ayuda a su padre a mantener los animales en la huella.

El muchacho trabaja, pero sabe que su padre lo necesita y ahora que tiene tiempo libre lo acompañada porque el también lleva en la sangre la historia campesina y trashumante de su familia.

Los infaltables perros chiveros también hacen su labor. Cuando los chivitos se dispersan por las montañas o en las rutas, son los perros los que juntan al ganado. Copo Negro, Copo Bayo, Mono y Tony son los perros chiveros, sus fieles compañeros.

“Las ciudades y los pueblos crecen. Las casas y los obstáculos ocupan los viejos senderos y nos obligan a desviarnos”.

Roberto Lazcano, el

arriero, en pleno viaje.

Copo Negro, Copo Bayo, Mono y Tony son los perros chiveros, fieles compañeros de Roberto y Diego, en viaje hacia tierras de pastoreo.

1.200 pesos: el valor que están fijando los crianceros para un chivo de entre 7 y 10 kilos, para consumir en estas fiestas de fin de año.

20 días: el tiempo que lleva el desplazamiento de la majada desde el lugar de invernada hasta Buraleo, lugar al que se dirige Lazcano.

Datos

“Las ciudades y los pueblos crecen. Las casas y los obstáculos ocupan los viejos senderos y nos obligan a desviarnos”.
Copo Negro, Copo Bayo, Mono y Tony son los perros chiveros, fieles compañeros de Roberto y Diego, en viaje hacia tierras de pastoreo.

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