Un accidente que activó los controles

NEUQUÉN (AN).- El accidente que se cobró la vida de Belén Araya (19) y Franco Castro (16) el 21 de septiembre de 2008 fue el disparador para que el municipio capitalino y la Dirección de Tránsito de la Policía firmaran un convenio por el cual se retomaron los controles de alcoholemia.

Se dispusieron alrededor de 17 alcoholímetros para controlar a gran parte de los casi 10.000 automovilistas que se movilizan durante los fines de semana, según cifras oficiales.

Los resultados, a las pocas semanas, daban cuenta que el 10% de los que pasaban por el alcoholímetro superan los 0,5 gramos de alcohol en sangre. Durante los operativos se observaron casos críticos de motociclistas que tenían 1,7 gramos de alcohol en sangre y se estableció que en promedio el test le daba 1 gramo.

En la actualidad los controles se mantienen con cierta regularidad salvo los fines de semana, que no se dispone de los alcoholímetros debido ha que se les realiza un mantenimiento a la calibración.

A los operativos de alcoholemia se sumaron los controles de menores en los boliches logrando evitar que miles de pibes ingresaran infringiendo la ley. Lo que ha llamado mucho la atención de los funcionario es que «hubo padres que nos han insultado porque no le dejamos entrar el pibe al boliche. ¡Es una locura!», relata fastidiado Fabricio Torrealday.


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