Un amigo de Hermosilla Soto negó la picada

Si lo hubiera admitido, habría quedado involucrado en un delito. Hoy es la última audiencia, con los alegatos.

Leonardo Petricio

En la audiencia de ayer un perito accidentológico afirmó que el imputado se desplazaba a 73,7 kilómetros por hora, como mínimo.

NEUQUÉN (AN)- Un amigo de Juan Hermosilla Soto negó que ellos hayan estado corriendo una picada la madrugada en que Belén y Franco murieron atropellados en el bulevar de la Avenida Olascoaga pasando calle Montevideo.

También aseguró que circulaba a “40 o 50 kilómetros por hora” mientras que una pericia accidentológica determinó que la velocidad mínima probable de la camioneta de Hermosilla era 73,7 kilómetros por hora, aunque la real podría rondar los 100.

Cristian Rosas, el testigo en cuestión, no podía declarar otra cosa: si hubiera confesado que estaban corriendo una carrera por la avenida se habría autoincriminado en un delito, y nadie está obligado a declarar contra sí mismo.

El día del hecho, Rosas conducía un Renault Clío blanco. Algunos testigos declararon que circulaba “pegado” detrás de la camioneta Suzuki Grand Vitara de Hermosilla, y les dio la impresión de que corrían una carrera.

En su declaración de ayer, en la cuarta audiencia del juicio oral, el conductor del Clío dijo que salió del boliche Bloke junto con Hermosilla, quien estaba festejando su cumpleaños. Explicó que su amigo tenía “una mezcla de cansancio y alcohol”.

Cada cual en su vehículo, tomaron por la avenida hacia el centro de la ciudad.

Agregó que “yo iba a 40 o 50 kilómetros por hora”, y se negó a estimar a qué velocidad circulaba Hermosilla en su camioneta más adelante. Pero dijo que siempre mantuvieron una distancia de “una cuadra o media cuadra”, y negó que se hayan puesto a la par a conversar, como declaró un taxista el miércoles.

Dijo Rosas que no sabe por qué Hermosilla se cruzó con su camioneta y subió al bulevar donde atropelló a los chicos, pero afirmó: “lo único que ví fue un charco de agua frente a la vieja Legislatura, y a partir de ahí perdió el control”.

El otro testigo central de la jornada fue Sebastián Nonell, oficial subinspector de la policía y perito accidentológico.

Explicó todas las variables que tuvo en cuenta para llegar a la conclusión de que al momento del impacto, la camioneta se desplazaba a 73 ,7 kilómetros por hora.

Esa velocidad es suficiente para el reproche ya que en ese sector la máxima es de 40 kilómetros. Pero el fiscal y los querellantes intentaron, por todos los medios posibles, que el perito estimara la velocidad máxima real a la que circulaba Hermosilla.

Nonell se negó sistemáticamente, aunque en un momento deslizó que, “según la bibliografía”, se le podría sumar entre 15 y 30% más. En consecuencia, tomando el máximo se puede especular que la Grand Vitara se desplazaba a 100 kilómetros por hora.

Respecto de las razones por las cuales la camioneta se descontroló, subió al bulevar y atropelló a los chicos, el perito indicó que “no lo puedo determinar”.

Hoy será la última audiencia, y se escucharán los alegatos.


Leonardo Petricio

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