«Un amigo», don Jaime De Nevares
NEUQUEN (AN).- Juan Chaneton le hurta las palabras a Antonio Alac, uno de los líderes de las huelgas de El Chocón, para referirse a Jaime De Nevares. Lo hace con más dulzura que esas que escritas en su último libro que presentará hoy.
Decía Alac, dice Chaneton. «Estábamos aislados, a 1.200 kilómetros de los centros urbanos más importantes. No nos quedaban muchas opciones».
«Algunos pensaban que recurrir a la Iglesia era abrirle un espacio a la derecha (en la lucha). No nos importó, y nos encontramos con un pastor sensible a las necesidades de los pobres y los trabajadores».
Chaneton estudió en el colegio Don Bosco de Bahía Blanca donde De Nevares fue director -también lo fue en la institución La Piedad- hasta que lo designó obispo de esta provincia el papa Juan XXIII, allá por 1961.
«Vine a Neuquén para presentar el libro, pero también para ser parte de los homenajes a mi amigo don Jaime. No podía faltar», agrega Chaneton.
– La irrupción de De Nevares en la lucha de El Chocón fue determinante.
– No hay dudas. Pero además se quedó hasta el final, hasta las últimas consecuencias. Si hasta se entrevistó con Onganía. Eso se llama compromiso, eso se llama solidaridad.
Sobre el epílogo de «Dios y el diablo en la tierra del viento…» hay una carta-balance de don Jaime, donde dice: «Cristo, que fue obrero, ilumine las mentes y ablande los corazones». (S.B).
NEUQUEN (AN).- Juan Chaneton le hurta las palabras a Antonio Alac, uno de los líderes de las huelgas de El Chocón, para referirse a Jaime De Nevares. Lo hace con más dulzura que esas que escritas en su último libro que presentará hoy.
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