Un anuncio con mal recibimiento

¿Alcanzaron o no las medidas del gobierno para desactivar el conflicto del campo?

«Gatopardismo puro, sólo sirven para discutir el sexo de los ángeles», se mofó el vicepresidente de la Rural, Hugo Biolcatti.

«Sólo hará calentar a la gente en las rutas», ironizó el segundo de Carbap, Martín Garciarena.

«Un enchastre… un verdadero enchastre, nadie les cree», levantó la voz a través de los micrófonos de canales televisivos y radios el dirigente entrerriano Alfredo De Angeli, antes de volver a las asambleas, en medio de las medidas de protesta que se repitieron ayer en todo el país y que, en el corto plazo, tendrá un punto culminante con un paro general en todo el interior convocado de manera «espontánea» para el próximo lunes.

Si el gobierno, a través de la exposición del jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y de las explicaciones técnicas del ministro de Economía, Carlos Fernández (escoltados por 7 gobernadores), estimaba que con las revisiones de las retenciones iba a calmar los reclamos de las entidades agropecuarias y aprovechar «la increíble oportunidad que se le presenta a la Argentina para exportar granos», se equivocó. De cabo a rabo a juzgar por las reacciones de los principales exponentes agrarios.

Hasta Luciano Miguens, de la Sociedad Rural, uno de los más conciliadores, transmitió su pesar: «Es más de lo mismo. Mañana (por hoy) habrá una evaluación definitiva de la comisión de enlace, pero el anuncio no cambió nada… apenas hay una mínima mejora».

El ex presidente Néstor Kirchner «veló armas» durante toda la jornada en la sede del consejo nacional del PJ, hacia el que concurrieron las bancadas de diputados y senadores del Frente para la Victoria, para seguir paso a paso el conflicto que a 80 días de iniciado amenaza con propagarse más rápido que la siembra de soja, y los otros cereales motivo de agrias discusiones por la magnitud de las retenciones a las exportaciones, ahora morigeradas sin consenso.

Todo está listo para que se profundice el pleito. A ello obedece el disciplinamiento en el que está empeñado, como jefe del peronismo, de todo su partido y el alistamiento de organizaciones sociales conducidas por piqueteros como Luis D'Elía y de la CGT, cuyo secretario general es el camionero Hugo Moyano.

Alberto Fernández, quien comunicó lo que se suponía iban a ser «buenas noticias», no se privó de destacar «la formidable incapacidad de dialogar que ha tenido la dirigencia del campo» y de subrayar la obligación del gobierno de «preservar los intereses del conjunto» apelando a mecanismos para «contrarrestar los desequilibrios en la distribución del ingreso».

¿Bastaron las compensaciones, el ingreso de monotributistas, las potestades dadas a las provincias para distribuir los subsidios sin tantas trabas burocráticas y las correcciones de los mercados a término? En la Rosada creían que sí. Pero, el rechazo fulminante escuchado apenas finalizadas las palabras de los Fernández, augura días y noches de difícil vigilia. Sería deseable que desensillen los altaneros y reinen los cuerdos.

 

ARNALDO PAGANETTI


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