Un asunto de venganza

En el libro “Ya tengo las frambuesas”, Rodolfo Rivarola retoma el género policial.

NEUQUÉN (AN).- Esteban García Paz fue secuestrado por los Cinco Jinetes, un grupo de astutos delincuentes liderados por Juan Domingo Montero, dedicados a hacer el trabajo sucio que otros no se animan a realizar. ¿Cuál fue el motivo del secuestro? ¿El dinero? ¿La venganza? ¿La disputa política? Todas las intrigas se van sucediendo a medida que avanza la historia de ficción de “Ya tengo las frambuesas”, la segunda novela policial de Rodolfo Rivarola. Publicado por Laborde Editores, permite establecer una mirada crítica sobre las formas en que se desarrollan, muchas veces, las investigaciones judiciales en nuestro medio. Rivarola, nacido en Buenos Aires en diciembre de 1943, es de profesión abogado. Con numerosas publicaciones en diarios y revistas especializadas, relacionados con temas de su actividad laboral, su carrera literaria se ha movido al ritmo de los Cuatro Jinetes, esos astutos delincuentes que nacieron con su primer libro, “Crimen por encargo”, publicado en 2007. Cuenta que “se encariño con estos tipos atorrantes e interesantes como para seguir tirando de la piola y ubicarlos en un segundo libro”. Así, a los dos años ya tenía escrita ésta, su segunda novela policial: “Ya tengo las frambuesas”, donde Rivarola coquetea con distintos tópicos en los que se cruzan las relaciones entre ladrones y policías, la infidelidad, la traición, la política, el accionar de algunos sindicalistas y de la prensa, entre otros, pero en donde se destaca la venganza. Para su autor, es “la venganza de un cobarde que no se anima a hacer el trabajo sucio por sí mismo. Es el motivo grande, todo lo demás son entornos o personajes que van apareciendo y se van perfilando”. Ambientado en las ciudades de Neuquén y Cipolletti, y con una muy bien lograda caracterización de las distintas personalidades vinculadas a la historia, “Ya tengo las frambuesas” parte de un hecho de ficción, lo que no impide que el lector pueda encontrar familiar ciertos paisajes o personajes que se suceden en el relato. El protagonista, su esposa, la amante, los amigos, los delincuentes, la familia, la policía, el periodismo, entre todos van tejiendo una trama y una historia que suma y se potencia con la cintura que fue adquiriendo Rivarola a lo largo de su profesión, para narrar a un ritmo sostenido, con un acertado acento en la descripción de los personajes. “Hay muchísimo de invento y también hay algunos rasgos de personas que yo he conocido. Rasgos de gente que aparecen en la vida, algún policía que por ahí conocí en la historia de mi profesión, algún fiscal valiente que se mete, algún funcionario judicial nefasto, los delincuentes, pero la mayoría de las cosas son invento puro”, explica el autor del libro que ya se puede conseguir en las librerías de la región. Para terminar, Rivarola repasa su itinerario por la literatura y cuenta que escribe “desde no hace mucho” cuando aflojó con su actividad laboral en la justicia. Dice que nunca participó de talleres literarios. Que es “un abogado de la época de la escritura”, en la que “estábamos acostumbrados a narrar y escuchar historias” y que eso “te va creando una particular forma de mirar la vida”.

La novela, publicada por Laborde Editores, está disponible en las librerías de la región.

Luis García


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