Un buen método de estudio es fundamental

Exámenes en febrero

Lic. Laura Collavini (*)

Último mes de vacaciones o mes “cuco”, depende quién lo diga. Es que comienzan el mes evaluativo. Dos semanas de evaluación para luego dar un examen. Y quiénes se llevaron materias, tanto niños como adolescentes no están felices de esa situación. Es posible que sea justa pero no por eso esperada. Se observa en lo cotidiano que se llega a esa instancia por varios motivos. Durante el año el interés por la materia pudo sufrir altos y bajos, a veces sólo bajos. La falta de compromiso en llevar materiales solicitados, elaborar trabajos y falta de cumplimiento en las fechas de entrega son en lo diario puntos que a los largo del año se restan. Un secreto que comparto con mis pacientes es una fórmula mágica para disfrutar el verano y que podemos compartir. Si se presta atención en las clases, se tiene el 50% de la materia aprobada porque después sólo hay que llegar a casa, ponerse en contacto con lo teórico o los trabajos, repasar lo que los profesores dijeron (porque la elaboración primera de conocer el tema y comprensión del mismo ya fue dado por el docente) y elaborar, presentar los trabajos. Suena sencillo y lo es. ¡Muchos niños y adolescentes son protagonistas de esta realidad! Pero bien, puede que la fórmula mágica no funcione, o no se haya puesto en funcionamiento. En ese caso hay que revisar las partes del proceso. Uno fundamental es cómo se estudia, cuáles son las metodologías que se aplican. No son pocas las personas que estudian de memoria un texto de historia por ejemplo. O una lección completa de biología. Es un error importante ya que no son conceptos “aprehendidos”, hechos propios, sino que son retenidos por la mente por un lapso de tiempo y luego es soltado. Se pierde la información y se corta un proceso de adquisición de contenidos. Por otra parte se necesita mucho más tiempo para retener completa una lección y los resultados suelen ser frustrantes. La memoria es una herramienta muy útil y es mejor cuando es asociada con la capacidad de reflexión, de análisis. Y es el análisis y el acercamiento desde esa instancia la que no utilizamos en general como corresponde. La posibilidad de análisis a un texto, poder razonarlo, nos ofrece una comprensión acabada de aquello que debemos conocer. Con un buen método es como si viésemos una película interesante. ¡Nos sentimos cautivados, a veces nos descubrimos haciendo gestos como el actor o les avisamos que corran ya! Eso el lo que debemos conseguir al estudiar. Estar inmersos en ese contexto. Una forma para ir lográndolo es hacer diferentes acercamientos: buscar un sitio cómodo para estudiar. La cama es cómoda pero llama más al relax y es posible que la atención decaiga. La televisión prendida es un objeto de distracción segura. Algunas personas pueden estudiar con música suave, otras no. Lo que suele distraer más es la radio cuando interfieren las voces de los locutores. Cada uno encontrará “su lugar” para estudiar como así también su horario. La mañana suele ser buena ya que estamos descansados, hay menos ruidos. Luego de esto hay que tener en cuenta cómo se aborda el tema: una opción puede ser leerla toda, prestando atención y no detenerse en lo que no se comprende. Una lectura global. Luego ir párrafo por párrafo y subrayar o comenzar un resumen, también pueden ser cuadros (depende lo que se estudie) siempre asegurándose si se comprendió. Si surge alguna palabra que no se conoce ir inmediatamente al diccionario. Esa palabra puede ser clave para comprender el texto. Se debe asociar, imaginar. Hacer dibujos para seguir entendiendo. En las materias exactas pasa algo similar en cuanto a la concentración. Luego la comprensión es posible mediante la ejercitación, lectura de la teoría y aplicación de la misma en uno y otro ejercicio. Cuando cuesta llegar a un resultado lo mejor es la calma. Nada mejor que un complejo ejercicio de matemática para hacer surgir el poder de análisis. Aunque sea febrero y el calor invada, podemos ver la mitad del vaso lleno y pensar que desde ahora el aprendizaje puede ser más reconfortante, que sea un tesoro nuestro e incorporado en todo el camino de la vida. (*) Psicopedagoga, diseñadora de material didáctico lauracollavini@hotmail.com


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