Un caso de manual

NEUQUEN (AN).- «¿Qué hacer con los violadores?» es una pregunta a la que no se le ha encontrado una respuesta civilizada en ninguna parte del mundo. Ni la castración química, autorizada en algunos estados de Estados Unidos y en Francia, ha dado los resultados esperados. Otras medidas apuntan a la prevención: en Estados Unidos se debe informar a los vecinos cuando un hombre con antecedentes por abusos sexuales se radica en el barrio.

El caso de Tello es espeluznante pero no excepcional. Dentro de las estadísticas, ocupa la franja de la altísima proporción de reincidencia en que incurren los autores de este tipo de delitos.

Tello fue condenado el 14 de setiembre de 1999 a 13 años de prisión por una escalofriante serie de violaciones que cometió entre diciembre de 1997 y marzo de 1998. El método que utilizó en cada caso fue idéntico, y lo repitió ahora, apenas recuperó su libertad (ver nota central).

Por entonces era un joven de 24 años con cara de adolescente. Estaba en pareja y tenía dos hijos de la edad de sus víctimas. A las cinco niñas que sometió les arruinó la vida de modo irreparable.

Su situación era en aquel entonces tan comprometida que hasta su defensora admitió que era culpable. En cambio él apenas habló; la única vez que rompió el silencio fue para decir que había sido, a su vez, un chico abusado. Eso también es de manual.


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios