Un “chanchito” para tiempos difíciles

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La porción de los bonos Ticafo con destino a obra pública, exactamente 1.010,17 millones de pesos, pasó a integrar un fondo que maneja el Ejecutivo pero que administra el Tesoro provincial.

En otras palabras, todo el dinero que ingresó fue a parar una cuenta del Banco Provincia que forma parte de la contabilidad provincial.

Si bien no puede gastar ese dinero, el Tesoro sí lo utiliza para financiarse a tasa cero, toda una ventaja en un país donde la inflación, en el mejor de los casos, ronda el 25%.

De este modo, aunque no sea su propósito original, estos bonos sirvieron, indirectamente, para afrontar el creciente gasto corriente de la provincia, acelerado en tiempos electorales.

No es una novedad. En el pasado, se utilizó un mecanismo similar con los fondos de la renegociación petrolera. Si bien su uso era exclusivo para obra pública y no eran administrados directamente por el Ejecutivo sino por la firma Fiduciaria Neuquina, en reiteradas ocasiones se le colocaron letras del Tesoro a una muy baja tasa para conseguir dinero fresco en épocas de “vacas flacas”.

Mientras tanto, la inflación horada todos aquellos fondos ociosos que tiene la provincia, como el que administra el dinero de los Ticafo. Por lo pronto, hay allí 356 millones de pesos que aún no se afectaron obra alguna.


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