Un clásico violento

Los cruces entre las hinchadas de Independiente y Roca no tienen fin. Cada vez que se cruzan por el Argentino B afloran viejos rencores. El sábado lamentablemente no fue la excepción y los incidentes pudieron terminar en una tragedia. Resulta llamativo e inexplicable que conociendo los antecedentes violentos de ambas barras, no se realizaría una tarea preventiva para tratar de evitar los desmanes. Igual, está visto que tanto del lado de los neuquinos como de los roquenses cualquier motivo es bueno para generar violencia. El clima hostil quedó demostrado casi media hora antes de empezar el partido. Los hinchas del Rojo esperaron a los roquenses a unas tres cuadras del “Gigante”. Volaron piedras de todo tamaño, hasta que la policía salió desde el interior del estadio de Centenario y con gases lacrimógenos terminó con el primer capítulo. Como saldo quedaron vidrios rotos de las casas del lugar y la parcialidad del “Depo” tardó en ingresar al estadio. La calma durante el desarrollo del PT fue tensa. Los gritos amenazantes se cruzaban. Mientras, la policía estaba en un lateral, en la zona de vestuarios. Con los jugadores en el vestuario, algunos hinchas del Depo empezaron desde uno de los codos a realizar gestos hacia la otra tribuna. Los sorprendieron los piedrazos que llovieron de afuera. De eso al caos, fueron segundos. Los hinchas del Rojo fueron a copar la parada, mientras los de Roca emprendían la huida en medio de una lluvia de proyectiles, fáciles de conseguir en un estadio cada vez más deteriorado, que sufrió hasta la caída de parte de un paredón. El mayor momento de tensión se vivió cuando los hinchas de Roca quisieron salir a la calle. El portón estaba cerrado con candado. ¿Una trampa? La cuestión es que la policía ya estaba actuando con los gases lacrimógenos y balas de goma. Una mujer de la parcialidad roquense cayó desmayada y convencer a las fuerzas del orden demandó unos cuantos minutos. La calma llegó después de unos 15 minutos donde la violencia le volvió a ganar por nocaut al deporte. El segundo tiempo se pudo jugar, pero el resultado fue algo anecdótico. Después del partido, si bien hubo una tarea de prevención, siguieron los incidentes, porque parece que los violentos todavía tenían ganas de continuar su faena. Otro clásico entre Independiente y Roca dominado por la crónica policial. ¿Es necesario darle entradas de favor a las barras, que lejos de apoyar a sus equipos sólo generan violencia. ¿Se puede jugar en un estadio que se cae a pedazos? Mientras pasen estas cosas, será difícil que la gente apueste por el fútbol regional. (R.B)


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