Un concierto de alto voltaje emocional

En sintonía con el bicentenario del nacimiento de Franz Liszt, que el mundo musical recuerda este año, el concierto del pasado sábado 17 del pianista Tomás Nessi en el ciclo de Armonicus, comenzó con los 12 Estudios del Opus 10, que Frederic Chopin le dedicó al gran compositor húngaro. En una función que contó con el patrocinio de “Fundación Cristina Gallo de Morales”, Nessi presentó además la Sonata Op. 30 Nº 4 de Alexander Scriabin y la Sonata Nº 7 de Sergei Prokofiev, haciendo gala de una variedad interpretativa admirable. El joven pianista que viene de ganar la “Bienal Shell-Festivales Musicales”, la Beca “Jeannette Arata de Ereize” de Mozarteum y la Beca del Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD), interpretó tres obras que pueden conformar un retrato de la evolución de la música para piano de los siglos XIX y XX. Para cada uno de los 12 Estudios, el pianista acudió a diferentes toques y enfoques, de manera de resaltar las sorprendentes armonías en las que Chopin alteró cualquier supuesto. Le siguió la Sonata Nº 4 que Scriabin escribió en 1903, imbuido en un estilo posromántico, en la que Nessi supo transmitir su energía a través de los distintos toques y búsquedas sonoras. La Sonata Nº 7 de Prokofiev, parece inmejorable. Es difícil imaginar un tercer tiempo tan precipitado como lo pide el autor, y a la vez, tan dibujado melódicamente. El sentimiento rítmico de Tomás Nessi es muy impresionante y se toma el tiempo para dar con los colores más sutiles de la partitura. El pianista retribuyó los aplausos del público congregado en el teatro Español de Neuquén con una sorprendente versión de “Adiós Noninno” de Astor Piazzolla, en un concierto en el que se recorrió la música escrita para piano desde mediados del Siglo XIX hasta el presente.

Juan Carlos Tarifa


En sintonía con el bicentenario del nacimiento de Franz Liszt, que el mundo musical recuerda este año, el concierto del pasado sábado 17 del pianista Tomás Nessi en el ciclo de Armonicus, comenzó con los 12 Estudios del Opus 10, que Frederic Chopin le dedicó al gran compositor húngaro. En una función que contó con el patrocinio de “Fundación Cristina Gallo de Morales”, Nessi presentó además la Sonata Op. 30 Nº 4 de Alexander Scriabin y la Sonata Nº 7 de Sergei Prokofiev, haciendo gala de una variedad interpretativa admirable. El joven pianista que viene de ganar la “Bienal Shell-Festivales Musicales”, la Beca “Jeannette Arata de Ereize” de Mozarteum y la Beca del Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD), interpretó tres obras que pueden conformar un retrato de la evolución de la música para piano de los siglos XIX y XX. Para cada uno de los 12 Estudios, el pianista acudió a diferentes toques y enfoques, de manera de resaltar las sorprendentes armonías en las que Chopin alteró cualquier supuesto. Le siguió la Sonata Nº 4 que Scriabin escribió en 1903, imbuido en un estilo posromántico, en la que Nessi supo transmitir su energía a través de los distintos toques y búsquedas sonoras. La Sonata Nº 7 de Prokofiev, parece inmejorable. Es difícil imaginar un tercer tiempo tan precipitado como lo pide el autor, y a la vez, tan dibujado melódicamente. El sentimiento rítmico de Tomás Nessi es muy impresionante y se toma el tiempo para dar con los colores más sutiles de la partitura. El pianista retribuyó los aplausos del público congregado en el teatro Español de Neuquén con una sorprendente versión de “Adiós Noninno” de Astor Piazzolla, en un concierto en el que se recorrió la música escrita para piano desde mediados del Siglo XIX hasta el presente.

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