Un «cronista con opinión»

"Osvaldo Bayer. Miradas

BUENOS AIRES (Télam).- Autodefinido como «un cronista con opinión» que cree que la labor del intelectual es darle forma al cambio, el escritor Osvaldo Bayer dice sentir sorpresa y nostalgia ante la aparición de un libro homenaje a su labor que acaba de irrumpir en las librerías.

Publicado por Ediciones del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, la obra «Osvaldo Bayer. Miradas sobre su obra» reúne ocho ensayos de escritores e investigadores que fueron compilados por el historiador y docente de la Universidad de Buenos Aires, Miguel Mazzeo.

Los distintos análisis profundizan en la vida y obra del escritor, su compromiso y su cuestionamiento hacia la versión oficial de la historia: «Relato hechos ciertos -explica Bayer- ocurridos tanto en la vida privada como en la historia de los hombres. No recurro a la fantasía, porque la realidad lo tiene todo, basta describirla y ya está, el universo completo».

«Algunos enfoques del libro me llenaron de nostalgias y otros me sorprendieron. Es que uno no se da cuenta cómo lo miran los otros. Pero estoy muy contento. Los autores se dieron empeño en estudiarme y creo que acertaron», agregó.

Autor de «Los vengadores de la patagonia trágica» y «Severino Di Giovanni. El idealista de la violencia», entre otros títulos, Bayer no deja de interpelar a la realidad desde la investigación histórica, el periodismo, la docencia y la narrativa: «Esa coherencia fue influencia de mi padre. Desde chico recibí una enseñanza de la vida que era de moral y deber», indicó.

«Aprendí de mi padre la obligación de defender al desamparado y por eso el socialismo, pero en libertad. De sus manos recibí los libros teóricos de política y de historia de los movimientos éticos del ser humano. Fue él, silencioso y extremadamente bondadoso quien me enseñó este camino», aseguró.

«Osvaldo Bayer. Miradas sobre su obra», se abre con un prólogo del mismo Bayer que discurre entre dos ejes aparentemente opuestos: fantasía y responsabilidad: «La fantasía es la inmensa búsqueda, de por qué el cielo es azul y la rosa roja, pero también qué hacer cuando a nuestro lado hay niños que piden pan o hay padres que son aislados en su buena voluntad por un régimen injusto».

Bayer, uno de los tantos intelectuales que debieron marchar al exilio durante la última dictadura militar, sostuvo: «La verdadera fantasía del intelectual debe ser la fantasía por el cambio; soñar con darle forma al cambio y modelarlo con la palabra. La gran fantasía es lograr la derrota del egoísmo mediante la razón de la dignidad. Despreciar al explotador y al que sirve a la explotación. Y también a todos los que sirven de payasos a esta globalización de la vergüenza».

Acerca de cómo considera a la intelectualidad actual respecto del debate de las ideas, para Bayer existen escasas voces: «Casi ninguna. Claro, uno es de la vieja generación. Y cuando se ha conocido a intelectuales como Raúl González Tuñón, por ejemplo, se da cuenta cuánta distancia hay entre los que quieren ocupar cargos en los gobiernos de turno o ser best-sellers y aquel que escribía poesías a escondidas pero estaba en primera fila de las manifestaciones de protesta».

«El primer deber del intelectual es salir con el pueblo, mostrar las llagas de su sociedad. En su obra debe tener la libertad, absoluta y poseer los estilos que se le de la gana, aunque se entienda él solo», dijo.

De paso por Buenos Aires, donde se dedica a dar conferencias y a participar ac

tivamente de los distintos movimiento sociales del país, Bayer propone una visión de esperanza: «Estoy viendo a mis 76 años el país más avanzado. La gente sale a la calle, discute, se reúne en asambleas, ocupa fábricas, organiza piquetes, todo en el noble derecho de ser protagonista».

«¿Por qué? Porque la gente aguanta todas las humillaciones hasta que dice basta. Con tristeza veo, al mismo tiempo, a dónde nos han llevado los que nos gobernaron, fueran demagogos o dictadores. A esta Argentina, la de los niños con hambre», analizó.

En el primer trabajo del libro Ana María Ramb realiza un análisis general de la literatura de Bayer y explica por qué sus investigaciones históricas son mucho más que «documentos sociales».

Mientras María Cecilia di Mario y Ulises Gorini analizan la escritura y trama de la primera novela de Bayer: «Rainer y Minou», Daniel Campione recorre los procesos políticos argentinos a partir de las investigaciones del guionista de «La Patagonia rebelde».

Completan el libro una excelente entrevista realizada por Norma Fernández y estudios a cargo de Graciela Daleo, Miguel Mazzeo y Juan Carlos Cena, sobre la participación política de Bayer y su tarea en la Universidad de Buenos Aires.

Aunque asegura que los homenajes «hieren la humildad», Bayer participó activamente de la reunión de ensayos sobre su obra: «Hay muchas lecturas interesantes que -dice- no dejan de sorprenderme. Es interesante cómo el trabajo de tantos años, a veces sin darme cuenta, abre ventanas al pensamiento».

Actualmente Bayer, que vive entre Argentina y Alemania, da sus toque finales de su segunda novela, «Serena», donde plasmará, dice, sus discusiones políticas y el recuerdo de sus amigos Rodolfo Walsh y Francisco «Paco» Urondo.

«Durante mucho tiempo me dediqué a la historia pero ahora descubrí la literatura y me enamoré de ella por la infinidad de colores que nos presta y no nos limita. Se me hace difícil porque todo me lastima mucho. Pero a ese proyecto le dedico todo mi esfuerzo».

«Quiero que vuelvan a caminar por las calles todos aquellos que fueron los mejores».


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