Un debate que incomoda

Después de 21 años, el gobierno neuquino hizo un liviano llamado a debatir una reforma a la ley de coparticipación provincial. Despertó los demonios ocultos incluso dentro del mismo MPN y el gobernador, como dueño de la pelota, se fue del juego.

Se distribuyen por una ley de 1995 el 15% de los ingresos de la provincia, más de 5.000 millones de pesos, en base a la variable poblacional de esa época. La discusión de entonces pasaba por la eficientización del Estado que se había extendido como un virus desde el privatista gobierno nacional. Se incluyeron también las variables de la recaudación y el empleo municipal pero fue para cumplir en términos formales porque nunca se las contempló y tampoco se instrumentaron los mecanismos que la misma ley preveía para su revisión.

Las ciudades crecieron en forma desigual (el caso más visible es Rincón de los Sauces, que tenía en ese entonces 4.000 habitantes y hoy se estima que supera los 23.000) y el empleo municipal ubica a Neuquén en el cuarto lugar del país (con 16.000 agentes), después de ciudades grandes como Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe según el Ministerio de Trabajo de la Nación.

Ni hablar de la recaudación propia municipal de la que no se publican indicadores pese a la armonización que se logró cuando el actual gobernador Omar Gutiérrez era ministro de Economía.

El MPN no encuentra la vuelta para avanzar en la equidad al momento de distribuir recursos. La ayuda que dispensa roza lo discrecional sin que tenga olor a favoritismo.

En el 2005 el exgobernador Jorge Sobisch pretendió actualizar el impuesto inmobiliario y acercarlo a los del mercado. San Martín de los Andes saltó como leche hervida porque es la ciudad donde se observa mayor valor de las propiedades, y se sentía obligada a ser “generosa” con otros municipios más desfavorecidos.

Lo que se hizo en esta gestión es renovar convenios de armonización con la incorporación de la obligación de trabajar en planificación con el reflotado Copade, de forma tal de atar el reparto a criterios de desarrollo económico desde el Estado. Las otras variables se escondieron bajo la alfombra y se dibujó la acción con argumentos débiles.

El oficialismo provincial desafió que son los propios municipios los que deben acordar los criterios sobre los cuales se van a distribuir los recursos coparticipables y que, una vez que el Ejecutivo tenga la certeza de que todos los municipios van a poder funcionar de manera adecuada y sin sobresaltos, “seguramente la Provincia va a poder asignar más recursos para garantizar el régimen pactado”.

Marcelo Rucci fue sincero, dijo que no tenía tiempo para perder porque le parecía inconducente reunirse con sus pares para ver quién aceptaba recibir menos dinero.

El gobierno aconsejó a los jefes comunales que no discutan por la prensa porque “después es muy difícil volver atrás”. Es que Soledad Martínez de Zapala y Andrés Peressini de Plottier apelan a argumentos lógicos que apuntan a una revisión histórica de una política errática del MPN con propios y aliados. Tienen plantas sobredimensionadas por favores políticos y apuntan a los que tienen ingresos por afuera como el caso de Cutral Co.

Hablando de la comarca petrolera, el jefe comunal de Plaza Huincul, Juan Carlos Giannattasio, enfrenta una difícil encrucijada política por desprolijidades groseras, y no se le ocurrió mejor idea que tomarse unos días de vacaciones. Tiene en su espalda el haber sido elegido en una votación complementaria cuya realización dejó algunas dudas.

El protocolo de actuación del gobierno en estos casos comienza con descalificar a los denunciadores, minimizar las observaciones y ofrecer votos, como si éstos fueran seguros en cantidad para sus fines.

Trastocar la continuidad institucional es perjudicial, aunque también lo es descuidar el control del manejo del dinero ajeno.

Las posturas sobre la coparticipación ponen al desnudo aspectos de manejo de fondos como el empleo público en tanto herramienta política.

Plaza Huincul inició un camino donde los límites de la institucionalidad y la discrecionalidad fueron sobrepasados. El protocolo político comenzó a funcionar.

Datos

Las posturas sobre la coparticipación ponen al desnudo aspectos de manejo de fondos como el empleo público en tanto herramienta política.
Plaza Huincul inició un camino donde los límites de la institucionalidad y la discrecionalidad fueron sobrepasados. El protocolo político comenzó a funcionar.

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