Un detenido confesó el crimen de Diego Lucena

BUENOS AIRES (Télam).- Una de las tres personas detenidas por el crimen de Diego Lucena, ocurrido hace un mes a la salida de una bailanta de Gregorio de Laferrere, confesó ante la justicia haber participado de la golpiza que recibió la víctima pero intentó responsabilizar del crimen a los otros dos acusados, informaron fuentes judiciales.

Si bien se conoció ayer, la confesión fue realizada por el detenido Carlos Alcañán ante el fiscal del caso Gustavo Banco el viernes pasado. En su relato, según fuentes judiciales, Alcañán, apodado «Cali», reconoció haber golpeado a Lucena, pero aclaró que una vez que dejó de atacar a la víctima, la agresión mortal la continuaron José Brito, alias «Peque», y Walter Sadías, «Waly», los otros dos detenidos en la causa.

Con esta confesión, el fiscal cuenta con un elemento más y contundente para empezar a cerrar el caso y avalar la hipótesis de que el crimen fue la derivación de una pelea que Lucena tuvo con los acusados en el interior del local bailable «Invasión Tropical».

«La confesión es un elemento importante que se suma a la prueba que hay en la causa, y que refuerza la hipótesis del crimen derivado de una pelea, y desvirtúa la posibilidad de un asesinato cometido por policías», dijo una fuente de la investigación.

Es que desde que se conoció el crimen, familiares de Diego Lucena intentaron responsabilizar del homicidio a la policía de la zona y hasta llegaron a pedir el apartamiento del fiscal del caso, y su detención como presunto encubridor «de los policías homicidas».

En la causa, además de Alcañán, Brito y Sadías, como presuntos coautores del crimen, está detenido Martín Britez, alias «Topo», acusado de encubrimiento y falso testimonio.

Este joven había intentado abonar la hipótesis de que el crimen fue cometido por policías, pero la fiscalía comprobó que mintió y que además presenció el ataque que sufrió Lucena, y no hizo nada por impedirlo.

En su confesión de viernes, Alcañán, de acuerdo con las fuentes, reconoció haber golpeado a Lucena, pero dijo que una vez que dejó de agredirlo, el ataque lo continuaron Brito y Sadías. De esta forma, Alcañán se intentó «despegar» del crimen, pero con sus dichos involucró en el homicidio a los otros dos detenidos en la causa.

Incluso, en su relato, Alcañán explicó que mientras golpeaban a Lucena, Brito le robó la billetera a la víctima y Sadías, las zapatillas.

Al relatar cómo agredieron a Lucena, Alcañán, indicó que le pegaron patadas, golpes de puño, principalmente en la cara, y que uno de sus cómplices, se sentó arriba de la víctima, lo trabó a la altura de los omóplatos, y con una mano le aplicó trompadas.

En un intento por atenuar su responsabilidad en el asesinato, Alcañán dijo que al momento de golpear a Lucena, «estaba fumado» -había consumido marihuana- y había bebido en el boliche unos baldes de cinco litros en los que se almacena un «mezcladito de distintas bebidas alcohólicas».

En cuanto al origen de la pelea, las fuentes dijeron que todo empezó en el interior del «Invasión Tropical» y que la disputa fue consecuencia de agresiones verbales por rivalidades futbolísticas de equipos de la zona.