Un encuentro de virtuosos en Roca

Los destacados músicos Marcelo Escrich y el Stephen Zenz actúan hoy de un ciclo de jazz.

ROCA.- El viernes 29 después de la medianoche se presentó en el hall de Casa de la Cultura el contrabajista Marcelo Escrich. Junto a músicos roquenses improvisaron un cuarteto de jazz con viola, batería y piano. Fueron alternando temas propios y ajenos hasta resucitar a Miles Davis. También interpretaron «El arco de Green» un tema de él, inspirado en un desesperado sobreviviente de 1930 que con arco y flecha se metió en el bosque para cazar y poder comer. Pero esto fue sólo el comienzo, conozcamos un poco más al músico que se presentará junto a Luis Cide hoy, cerca de las 22, en Mal de Amores. Un encuentro del que también participará el destacado músico norteamericano Stephen Zenz. La noche promete ser verdaderamente especial.

– ¿Porqué te fuiste del país?

– El país estaba tranquilo y yo también, trabajaba en la telefónica y tocaba en un grupo de tango con el Trío Volpe, pero estaba tan tranquilo que sabía lo que me iba a pasar el resto de mi vida.

– ¿Dónde y de qué viviste estos años?

– Me radiqué en Madrid, mi primer trabajo fue tocando la guitarra en el subte. Después fui a Galicia, luego a la zona de Vitoria en el País Vasco, y finalmente hace ocho años que vivo en Logroño con Pilar, mi mujer. Actualmente doy clases en la Escuela de Música Municipal de Barañain, en Navarra. Tiene mil alumnos y más de diez agrupaciones, con un sistema educativo innovador. Doy clases de guitarra y bajo eléctrico, de contrabajo, y dirijo la Big Band de Jazz de alumnos que van desde los 14 a los 20 años.

– ¿Cuál fue tu primer instrumento?

– Mi primer instrumento fue una guitarra clásica, estudié de los 7 a los 15 años, luego guitarra eléctrica, después bajo eléctrico y por último contrabajo. Ya en el año 92 me dediqué definitivamente al contrabajo.

– ¿Qué te llevó a elegir definitivamente el contrabajo?

– Vas buscando un sonido que te identifique, características, texturas que se adapte a uno. El contrabajo tiene posibilidades tímbricas emocionales profundas a la vez que pasa desapercibido en escena, cosa que no pasa cuando te acompaña a tu casa o a los ensayos. Es incómodo de llevar y es frágil y siempre es un problema trasladarlo. Eso también lo hace un instrumento especial.

– ¿El bajo y contrabajo son la columna vertebral y ocupan el rol de mando de cualquier banda?

– Es como un premio de consolación que nos dan por que en escena se está en la sombras, pero también existen grandes bandas como el trío de Paul Motian que no tiene contrabajo y no lo necesita, suena genial. Con respecto al rol de mando, generalmente se establece una lucha con el baterista porque cada uno tiene su sentido del tiempo.

– ¿Qué te hace venir a tocar a Roca?

– Aquí tengo parientes, pero el hecho de saber que Lucio (Balduini) es de acá, y que él nos hablaba de Luis Cide, Andrés Fhur, etc., y además que se habla de una especie de microclima para el desarrollo de las artes, es una motivación más que suficiente.

Músicos con voz propia

– ¿Considerás que el jazz es música de culto?

– Como todas las artes, la expresión del artista es minoritaria, por eso el jazz es minoritario y así debe ser. El buen cine también es para pocos. Bajo la misma denominación de arte está Tarkovski y Spielberg, dos cosas muy distintas. Como dice Umberto Eco en «Apocalípticos e Integrados», Gutemberg cuando inventó la imprenta pensaba que eso iba a acercar la cultura a las masas y lo que no contó o no imaginó fue que esa cultura sería controlada por los mercaderes y no por los sabios, y cuando el arte es solo entretenimiento y el espectador no tiene que hacer ningún esfuerzo para digerirlo, se termina acostumbrando. Cuando uno se acostumbra a no pensar, cualquier esfuerzo es muchísimo. Para escuchar jazz, el oyente tiene que poner de su parte. Vivo en una ciudad que los males de la hiperdemocracia acechan, es lo que llamamos «todo para las mayorías». El 100% para el 90%, pero el 10% restante no tiene nada. No puedo ver el cine que quiero ni escuchar la música que quiero.

– ¿Qué músicos admirás?

– Admiro a algunos músicos que tengo cerca, que no son demasiado conocidos. Para mi un gran descubrimiento reciente es Lucio Balduini, un guitarrista de Roca que vive en Barcelona. En un festival que tocamos hace poco tuve la suerte de tener un trío a mi nombre y elegí tocar con él y Gonzalo del Val, un baterista que me gusta mucho. Lo que más valoro en un músico es que tenga voz propia.

Martín Valbuena


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