Un encuentro que esperó 59 años

Un viaje casual a una fiesta en Catriel volvió a unir a tres hermanos.

ROCA (AR).- Después de 59 años, el día más esperado finalmente llegó para dos hermanos roquenses que, un poco por casualidad y otro poco por no resignarse nunca, lograron reencontrarse con un tercer hermano que vive en La Pampa.

Adrián y Florencia Berdugo (de 67 y 64 años, respectivamente) integran el grupo “Años Felices”. Junto a esta agrupación viajaron el domingo pasado a un encuentro de abuelos, en Catriel, con los objetivos de conocer gente, bailar y pasar un buen momento.

En el polideportivo de esta localidad, pudieron reencontrarse con Javier Rocco, un hermano por parte de padre. “Le pedí al muchacho que animaba la fiesta que preguntara por los parlantes si alguien lo conocía, porque yo tenía entendido que estaba viviendo por esa zona”, cuenta, emocionado, Adrián. A los pocos minutos, una de las casi 900 personas que participaban de la fiesta, se le acercó y le contó que era amigo de su hermano y que éste vivía en la localidad de 25 de Mayo, a 25 kilómetros de Catriel. En un auto partieron hacia allí.

“Cuando llegamos a su casa y el muchacho nos presentó, no lo podía creer”, confiesa Adrián o “Lique”, como lo llaman sus conocidos. “Fue un sueño encontrarlo. Al principio me quedó mirando sin entender mucho y sólo nos saludamos, pero después, cuando volvimos a Catriel, todos nos estaban esperando para felicitarnos por el reencuentro y recién ahí nos dimos cuenta de que estábamos juntos de nuevo”, dice, y los ojos se le llenan de lágrimas de la alegría al contar que “nos dimos un abrazo que no me voy a olvidar nunca”.

“La última vez que vi a Javier tenía 8 años, porque en esa época viajábamos con mi papá a vender leña y cueros a Cinco Saltos, donde él se crió hasta su adolescencia”, relata “Lique”. “Todavía me acuerdo de que jugábamos con los animales en el campo”. Luego, “mi padre dejó de ir y nunca más supe de él”, dice. “Siempre le decía a mi señora que cuando arregláramos el autito viejo que tenemos, íbamos a salir a buscarlo, a donde sea, para recuperarlo como hermano, para saber qué fue de su vida”. Ya no hace falta. El viaje al encuentro de abuelos tuvo un final inesperado y feliz. “Ahora me puedo morir tranquilo”, bromea Adrián.

Gracias a la fiesta de los abuelos de “Años Felices”, los tres hermanos volvieron a encontrarse.


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