Un espacio que cambiará a Cipolletti

Participa el especialista en acústica de la restauración del Colón.

Miguel Gambera

CIPOLLETTI (AC) – La sala de teatro aparece imponente y aunque por ahora sólo sea una mezcla de hormigón y ladrillos, no es difícil imaginarla con una orquesta en el escenario y las butacas repletas. El Complejo Cultural que hace cuatro años construye la municipalidad de Cipolletti en una obra que parece que nunca va a terminar, será un espacio de calidad único para la ciudad.

Por ahora, la ciudad lleva gastados 5.000.000 de pesos en esta obra, que no se parece a ninguna encarada hasta ahora por el municipio. Lo que falta no es menor porque hay que gastar una cifra idéntica para terminarlo.

En realidad, más que sólo una sala de teatro, lo que se está levantando es un complejo (así se le llama en el municipio) que tendrá un microcine, una sala de exposiciones y un auditorio; y de paso las oficinas del área de Cultura. Son 4.200 metros cuadrados que se levantan en terrenos que alguna vez fueron del ferrocarril, en la calle Fernández Oro.

Carlos Magliarelli, director de Cultura, justifica los atrasos y las subejecuciones de las partidas que año a año aparecen en el presupuesto. El último inconveniente que frena el avance no es menor: recién en agosto estará en Cipolletti el experto en acústica que debe diseñar la disposición del sobretecho y demás elementos que hacen al correcto sonido del teatro.

El experto es Gustavo Basso, un ingeniero electrónico que además es violinista de la Orquesta Estable del Teatro Argentino de La Plata y profesor titular de Acústica en las Universidades de La Plata y Buenos Aires. Como si todo esto no bastara como carta de presentación, viene de hacerse cargo de la acústica en el teatro Colón.

La idea es que la sala tenga una acústica que pueda modificarse con movimientos de telonería para llegar a la excelsa posibilidad de escuchar un coro o una orquesta sin micrófonos.

Lo que falta

Migliarelli dice que el proyecto del complejo es del área de Cultura y los planos le pertenecen a Gustavo Zovich, responsable del IPPV en Cipolletti y docente del IUNA. Se tuvo en cuenta especialmente la cercanía con las vías y las vibraciones que provocan los trenes de carga: ese movimiento no se trasladará a la estructura, asegura el director de Cultura.

Los telones, las luces y la iluminación que le faltan al teatro le insumirán al municipio otro 1.000.000 de pesos; y las butacas, otro tanto.

La capacidad para 620 personas y sus cinco camarines (dos grupales, tres individuales) podrán albergar a 40 artistas.

La sala tendrá toda la tecnología y una contaminación cero de cables, caños u otro conducto porque todo correrá por “pasillos técnicos”, cuatro de cada lado, a diferentes alturas.

El escenario, de 15 metros de ancho y una profundidad de 17, ya puede adivinarse sobre los pilotes que lo sostendrán. Y hasta dan ganas de que comience la función.

Una vista del enorme escenario desde la última fila.


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