Un favor «a cuenta»

por ALICIA MILLER

amiller@rionegro.com.ar

Si nunca se pensó que la actividad parlamentaria de Hugo «Cacho» Cuevas fuera a ser descollante debido a su nula experiencia en la política nacional, tampoco nadie supuso que el ex intendente de Cervantes adquiriría tanta notoriedad en tan poco tiempo.

Al votar a favor del proyecto kirchnerista para reducir el número de miembros del Consejo de la Magistratura –aumentando con ello la influencia oficialista en sus resoluciones y, por ende, reduciendo el ya controvertido grado de independencia del Poder Judicial de la Nación–, Cuevas mostró no su voluntad personal sino la ya inocultable preocupación del gobernador Miguel Saiz por congraciarse con el presidente de la Nación a cualquier costo.

No de otra manera que como un intercambio de favores puede interpretarse que Saiz instruyera a Cuevas a votar en contra del bloque radical que preside –paradójicamente– el también rionegrino y aliado de Saiz Fernando Chironi.

Fue precisamente Cuevas el que hizo gala de ser un «levantamanos» cuando eludió responder a este diario respecto de cómo votaría, eligiendo, en cambio, la frase «hay que ver lo que le conviene a la provincia» por toda definición, y después de titubear bastante.

En realidad, a la provincia el número de integrantes del Consejo de la Magistratura nacional no le afecta ni más ni menos que en la proporción en la que afectará a todos los ciudadanos del país. Lo que se pudo leer entre líneas en la escueta frase de Cuevas fue: «hay que ver lo que le conviene al grupo de dirigentes de mi partido que está en el gobierno en la provincia de Río Negro».

El propio Chironi avanzó en esta línea cuando expresó que «no es ningún secreto que desde el Ejecutivo (Nacional) están encima de los gobernadores radicales, con la zanahoria del refinanciamiento o de lo que sea».

No de otra manera hace política el radicalismo en Río Negro, y de ello dio cuenta en estos días el hecho de que los intendentes integrantes de la Corriente de Opinión Radical negaran toda adhesión a las críticas expresadas por el vicegobernador Mario De Rege, indicando en voz baja que una cosa es criticar a puertas cerradas y muy otra es poner en juego su gestión o su futuro político personal por enemistarse con quien maneja el poder en la provincia, es decir, el gobernador Saiz.

En fin, el voto de Cuevas tiene una interpretación indudable: Saiz teme perder el año próximo si aspira a su reelección –tal como perdió la UCR en octubre pasado por el «efecto arrastre» del voto kirchnerista. Y como eso parece importarle más que la salud del Poder Judicial de la Nación, instruyó a uno de los diputados a dar un gesto político en favor del presidente.

El voto de Cuevas no era imprescindible para el triunfo del proyecto oficialista que, de hecho, tuvo 20 votos más que los 129

que necesitaba para convertir en ley la reforma al Consejo de la Magistratura. Por lo tanto, fue un gesto político sólo destinado a congraciarse con la Presidencia. Y ni siquiera parece obedecer a una necesidad inmediata de destrabar algún expediente clave. Más bien, la lectura política sería: «si la UCR es amigable con Kirchner, podría pedir a cambio que el gobierno nacional no intervenga demasiado en favor del Frente para la Victoria rionegrino en las próximas elecciones». Algo así como un «favor a cuenta de futuros favores».

Hace dos semanas, el ministro de Gobierno rionegrino, Iván Lázzeri, se reunió con el ministro del Interior, Aníbal Fernández. No se informó que el encuentro se debiera a temas relacionados con la administración provincial.

En realidad, Lázzeri fue el operador de este gesto «K» del radicalismo rionegrino.

No es casual que fuera el mismo ministro quien rápidamente asumiera una férrea defensa de Cuevas. Se podría decir que fue el único. El gobernador no habló y Verani prefirió un respaldo cuidado y con demasiadas evasivas.

Es así que, en pos de un objetivo electoralista y prácticamente personal, la gestión de Saiz comprometió no sólo la ya devaluada imagen del diputado nacional que impuso el año pasado pese a las objeciones internas, sino también la existencia misma del radicalismo a nivel nacional y la supervivencia de Fernando Chironi al frente de la bancada de ese partido en Diputados.

Es poco creíble que Chironi –como dice– se enterara de la «operación Cuevas» en el recinto, pues mantuvo en los últimos días permanente contacto con Saiz y, por lo menos, se reunió en dos ocasiones, en Viedma y, el fin de semana pasado, en El Bolsón. Herido, igual Chironi mantendrá conducta partidaria y política. Hoy menos que nunca hablará de más. El diputado figura en la reducida lista de potenciales compañeros de Saiz para la fórmula para el 2007.

Chironi, en rigor, tiene las horas contadas como presidente de bloque. Ya en diciembre, cuando se eligieron las autoridades de las bancadas en Diputados, su designación fue resistida por el presidente del Comité nacional de la UCR, el mendocino Roberto Iglesias, y por el ex gobernador del Chaco, Angel Rozas. Si en aquel momento le reprochaban no haber dado muestras claras de confrontación con el gobierno nacional, hoy su situación es más complicada todavía: es el presidente de un bloque opositor, que tiene a su lado a un diputado de su provincia –que responde por vía directa al gobernador– que votó en contra de las directivas del bloque.

De esta dicotomía surgen las diferentes posturas respecto de qué posición tomar frente a los «díscolos»: mientras Iglesias pide la expulsión de Cuevas y de los otros cuatro radicales que votaron como él del partido, Chironi navega entre dos aguas, haciendo equilibrio al expresar que «el tema tiene gravedad institucional» pero proponiendo, en cambio, que «sean los distritos los que resuelvan».

Nadie duda de que el distrito Río Negro no expulsaría a Cuevas, quien en todo caso sólo ha cumplido directivas, por más que éstas hayan sido reservadas y de fines no declarados.

Claro que, en la provincia, ya hay quien tomó el guante: ayer, dirigentes de la COR no podían disimular la sonrisa. «¿Cómo es esto? Nosotros éramos traidores por pedir más participación y dar a conocer nuestras críticas… ¿y cómo se llama lo que ha hecho 'Cacho' Cuevas por instrucciones de Saiz?»

Paradojas del doble discurso. De una política de mirada corta, cortísima. Lamentablemente, el Poder Judicial de la Nación no parece haber influido en el voto del diputado nacional Cuevas.


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