Un gol, un potrero… un potrero, una promesa
Dante, Nico y Agustín recibieron la sorpresa de sus vidas durante el partido de Argentina contra Trinidad y Tobago.
BRASIL 2014
Cuatro años atrás, cuando Tarjeta Naranja arrancó con el programa “Un gol, un potrero”, nadie podía imaginarse hasta dónde iba a llegar. Hoy, después de 70 goles de la selección que se transformaron en más de 70 potreros reacondicionados, tampoco está muy claro cuál es el techo de este programa aunque si lo está el objetivo final: Seguir arreglando espacios para que los chicos tengan cada vez más lugares para jugar, divertirse y, por qué no, convertirse en futuras promesas del fútbol argentino.
De todos esos chicos que juegan en potreros, hubo tres que vivieron una noche muy especial en el amistoso que Argentina jugó contra Trinidad y Tobago. Esta es la historia del día en que Agustín, Nico y Dante jugaron para la Selección.
No era un partido más, en la previa a la despedida hacia Brasil y porque todos en la cancha estábamos por vivir algo diferente y muy especial. La gente estaba inquieta y se movía, un poco por la ansiedad y un poco para ganarle al frío. Los más expectantes eran Dante, Nico y Agustín, tres chicos, tres jugadores de potrero que habían sido invitados por la gente de Tarjeta Naranja para que reciban una sorpresa esa noche.
El equipo salió a la cancha, los chicos se pararon en sus butacas para ver mejor y fue ahí cuando entendieron lo que había preparado para ellos. No lo podían creer, el mundo se había dado vuelta, sus ídolos Messi, Higuaín y Di María llevaban sus nombres en la camiseta. Messi era Agustín, el “Pipita” era Nico y Di María tenía el nombre de Dante en su espalda. Ellos, que todos los días después del colegio corren lo más rápido que pueden hasta la cancha con la camiseta de sus ídolos puesta, ese día le prestaban sus nombres a tres delanteros de la Selección Nacional.
Messi, Higuaín y Di María ese día jugaron como Agustín, Nico y Dante y no sólo por el nombre que llevaban en la espalda, sino también por los caños, las gambetas, los goles y las risas. En fin, jugaron como siempre, como chicos.
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BRASIL 2014
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