Un hecho terrible en un barrio manso 1-4-03

El oscuro crimen de un bebé por el que nadie reclama

CUTRAL CO (Enviado Especial Agencia Neuquén).- Lentamente, la causa y los actores involucrados en el crimen del bebé pasaron a un segundo plano en la comarca petrolera. Pero nadie se olvida del hecho, uno de los más aberrantes, en un lugar donde la capacidad de asombro está en permanente desafío. «Es un hecho terrible; espero que haya justicia», afirmó Silvia de Otaño, la candidata con mayores chances para llegar a la intendencia de Plaza Huincul. La concejal, bendecida por Alberto «Tucho» Pérez es prima de Marcela Inda Ruiz y quizá una de las pocas llaves para activar los mecanismos que eliminen las muchas sospechas que rodean al caso. Las fuentes consultadas por este diario fueron categóricas a la hora de definir la personalidad de Marcela Inda. «Una persona reservada, con muy buen trato con los clientes y eficiente a la hora de trabajar. Una mujer totalmente normal que vivía pendiente de las «ñañas» de su hijita, de la que hablaba permanentemente», afirmó una ex compañera de trabajo, de cuando la joven era cajera en el principal corralón de esta zona. La hija de Marcela (cuyo nombre se mantiene en reserva) es fruto de una relación anterior, nunca formalizada. Si bien algunas fuentes indicaron que también mantuvo ese embarazo en reserva, otras confiaron que «no es que lo escondió, sólo lo mantuvo en reserva hasta el sexto o séptimo mes, cuando nos lo dijo a todos sin que se lo preguntáramos», explicó otra persona que trabajó con ella. El embarazo que desencadenó el crimen era conocido por pocas personas. «Para mí era obvio que estaba embarazada, un día que la encontré incluso le pregunté «¿cómo anda la pancita?» y ella me dijo que bien», contó a este diario un médico que trabaja en el sistema público. La relación con Sánchez Diego despierta más sospechas ahora que antes del hecho. Es que desde que llegaron al barrio 25 de Mayo -muy tranquilo- cultivaron una amistad que «por los viajes que hacían para uno y otro lado podría haber dejado una huella en el asfalto», fue elocuente una vecina. Marcela quedó huérfana muy chica (su padre era empleado de Gas del Estado) y su madre «Monina» no ahorró esfuerzos para que la chica salga adelante. La muchacha -que una ex profesora definió como «una chica interesante y un poco retraída»- y su mamá siempre contaron con el apoyo de Sánchez Diego y de su esposa. Todos juntos, contó un médico ligado a la justicia, compartieron la salida a un bingo familiar la noche anterior al crimen. El hecho, sólo por unas horas, pulverizó la tranquilidad del 25 de Mayo, un barrio estilo americano en cuyas calles sólo hay acción los 7 de agosto, cuando los fieles van a pedirle trabajo a San Cayetano, cuya capilla está a menos de 50 metros de la casa de las dos familias.

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