Un juego de dientes apretados

Clima caliente se vivió en el legendario Azteca. Dentro de la cancha, hubo de todo, siempre ante la permisiva mirada del paraguayo Ricardo Grance. Fuera de ella, miles de almas mexicanas se fueron mascando bronca, sabiendo que ahora todo se decidirá en la cancha de Racing, el miércoles de la semana próxima.

Fue una final de dientes apretados, y nadie cedió un milímetro de terreno tanto a la hora de jugar, como de meter.

La actuación de Grance dejó mucho que desear, sobre todo porque los jugadores de ambos equipos se pegaron más de la cuenta. Pero además, el de negro incurrió en errores técnicos garrafales, como sancionar off side después de un saque lateral, además de no ver cuando José Luis Calderón se llevó el balón con la mano antes de habilitar a Gómez, que puso el 2-2.

El clima caldeado continuó fuera del verde césped y los que peor la pasaron fueron los pocos hinchas que viajaron desde Sarandí para seguir al heróico equipo.

Con el resultado ya puestos, decenas de simpatizantes de las «Aguilas» corrieron a los de Arsenal, que además debieron soportar los embates de la policía local. Con el correr de los minutos la situación volvió a la normalidad.


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