Un largo y complejo camino que quiere finalizar en Atenas
"Fue un año productivo", asegura el menor de los Correa, ganador de dos medallas en los Panamericanos.
Tiene un espejo donde mirarse, sacó provecho de esa situación y le agregó su personalidad para forjarse un destino deportivo a la par y no a la sombra de su hermano.
Miguel Correa anda a «los palazos» cosechando logros y en los Juegos Panamericanos pudo disfrutar de dos medallas que por un buen tiempo le permitieron olvidarse de frustraciones anteriores.
Por eso señala que este «fue un año productivo, estuve en los Panamericanos con buenos resultados y también en las regatas de Europa», aunque no puede dejar de lado que por problemas ajenos a su vo
luntad se perdió «la primera fecha de la gira por Europa, que no era muy importante, aunque siempre te perjudica».
Miguel reconoce que «la ausencia en el Mundial fue un problema porque creo qu venía bien y el objetivo era clasificar para los Juegos Olímpicos».
Por un instante dejó de lado sus clásicas ocurrencias y con mucha seriedad señaló que «siempre estamos peleando contra los problemas que hay en el deporte del país».
Su próximo paso es el Preolímpico de Brasil que reconoció «va a ser difícil porque hay una sola plaza en juego» y aseguró que «vamos a tener que estar preparados porque será la competencia más importante del año ya que sólo clasifica el primer bote en cada distancia y van a ir todos con ganas de matarse».
Los principales rivales serán Estados Unidos y Canadá en los botes de equipo, pero «también hay un K-1 500 que está libre y hay posibilidades de clasificarlo para obtener una plaza más porque los rivales serán Brasil y Cuba», un poco más accesibles que los primeros.
El 2003 dejó medallas, esfuerzo y alguna ausencia. El 2004 se asoma como agitado. Y desafiante.
La chica que se colgó una medalla
Después de muchos años de sacrificio, de varias frustraciones por cuestiones económicas, esta vez pudo estar presente en un gran evento como fueron los Juegos Panamericanos de Santo Domingo. Con el gran resultado todavía latiendo en la memoria, la pregunta no puede evitar la referencia al podio: ¿Te imaginabas ese resultado? La respuesta se dispara con la misma fuerza que sus paladas: «¡La quería!», contesta con énfasis, en referencia a la medalla de bronce que logró en el bote de equipo en 500 metros junto a María Ducrett, Sabrina Ameghino y María Romero.
Pittao cerró un año «bueno, mi primer año en la categoría mayor y me fue más que bien», asegura.
La palista enumera como principales logro «el triunfo en la Regata del Rí Negro y después los Juegos Panamericano. Primero me había planteado poder clasificar y poder viajar. Por suerte lo hice y sacamos una medalla. También me fue bien en el campeonato argentino. Sí, siento que avancé bastante», reconoce.
El próximo año arrancará casi sin descanso porque el objetivo inmediato es el torneo Preolímpico que se desarrollará en Curitiba, Brasil, en abril. Antes, desde los primeros días de enero, estará en Buenos Aires realizando la puesta a punto. «Va a ser muy duro porque tendremos casi las mismas rivales que estuvieron en los Panamericanos y hay que ganar o ganar porque hay una sola plaza» indica. Pittao reconoce que «son mis primeras competencias afuera y creo que me tienen que servir para acumular experiencia», dice, sin dejar de pensar en la chance de lograr el pasaporte a Atenas, el sueño de todos los deportistas.
Tiene un espejo donde mirarse, sacó provecho de esa situación y le agregó su personalidad para forjarse un destino deportivo a la par y no a la sombra de su hermano.
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