Un libro fascinante, un autor comprometido
Por Susana Mazza Ramos
Pocas veces es dado poder comentar un libro que, a la vez que enriquecedor y necesario para conocer con mayor profundidad un ciclo cercano de nuestra historia, sea la obra de un jurista argentino comprometido desde siempre con los intereses de la República.
El Grupo Editor Latinoamericano, en su colección Estudios Políticos y Sociales, ha publicado recientemente «Los derechos humanos y la impunidad en la Argentina (1974-1999) – De López Rega a Alfonsín y Menem», última de las obras del ex magistrado Salvador María Lozada, dedicada a la memoria de Jaime Francisco de Nevares y Carlos Auyero y prologada por el obispo emérito de Viedma, monseñor Miguel E. Hesayne.
Dividido en cuatro partes, el libro trata temas que merecen ser esclarecidos, como la ideología de la seguridad nacional, el enjuiciamiento del genocidio, las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, los indultos presidenciales, la otra cara de la guerra de Malvinas y un tema que pocas veces tratan autores nacionales, como es el del medio milenio de América y los indios.
Mencionar a Salvador María Lozada es recordar la valiente actitud que como juez nacional sostuvo al sentenciar en 1972, en la quiebra del frigorífico Swift del Grupo Deltec, que: «No es dudoso que Deltec ha situado a Swift como un sector de la misma voluntariamente debilitado, con grave daño para la economía argentina, lesión para sus acreedores y zozobra para miles de familias obreras acosadas por la amenaza de la desocupación» (El Derecho 43-129), causa que constituye un hito en la historia judicial argentina, no sólo por la sensatez jurídica de su contenido e innovación al introducir la teoría de la «penetración», sino porque está impregnada de una profunda comprensión de la realidad social, algo que no es habitual encontrar -lamentablemente- en la labor de muchos magistrados.
Un cuarto de siglo atrás, en pleno Proceso Militar, casi ningún juez osaba enfrentarse a poderosos grupos económicos como Deltec, por lo que la brillante sentencia del Dr. Lozada introdujo en el ámbito tribunalicio ráfagas purificantes de justicia que, obviamente, es mucho más que sentenciar en derecho.
Hombre de vastísima cultura, dueño de un estilo claro y apasionado -lo cual no resta equilibrio al contenido-, el Dr. Lozada logra que su obra se lea con avidez, ofreciendo en cada capítulo el análisis meditado y enriquecedor de sucesos históricos y de la impunidad con que éstos se han recubierto, mostrando el ciclo ambivalente de la sociedad argentina, que en este doloroso tema pasó del juicio a los genocidas al perdón generador de impotencia.
Las afirmaciones del Dr. Lozada resultan documentadas en textos de sesiones del Poder Legislativo de la Nación, decretos del Ejecutivo y normas administrativas, lo cual brinda al lector garantía de manejo objetivo.
Mención aparte merece el tratamiento dado a la otra «guerra de Malvinas», en el que con meridiana claridad jurídica y humana, el autor desnuda «el profundo desprecio por los desdichados combatientes de Malvinas y sus afligidas familias», al analizar la interposición de argumentos tales como la prescripción para evitar que el Estado nacional repare los daños físicos, psicológicos, valor vida y daño moral de los soldados que sobrevivieron y de las familias de los caídos. Dice el Dr. Lozada: «Imaginar, como lo sugiere la interposición de la prescripción de dos años, que el Estado no tiene obligación alguna respecto de los prestadores del servicio de defensa, supondría, como se señaló antes, o ignorar la existencia del servicio militar proclamado por el art. 21 de la Constitución, o bien colocar a los ciudadanos conscriptos en una posición de cosas semovientes, es decir, animales».
Respecto de las privatizaciones y el desguace del patrimonio colectivo, afirma: «Curioso neoliberalismo éste que, cuando se trata de desguazar el sector público de la economía, se olvida de la libre competencia, ínsita en la noción de licitación pública. No menos singular es que uno de los considerandos (se refiere al dto. 1.842/87) culpe a los monopolios estatales de la gavísima situación que se quería corregir. De lo cual se impone colegir algo que surge del espíritu de este esperpéntico régimen privatizador: la conducta monopólica sólo es condenable cuando es ejercida por el Estado, no por las concentraciones de poder económico privado».
Actualmente presidente honorario de la Asociación Internacional de Derecho Constitucional con sede en Rotterdam, Holanda, y subdirector del Instituto de Derecho Constitucional del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal, Salvador María Lozada integró la primera lista de profesores de la Universidad de Buenos Aires destituidos por la dictadura en 1976, siendo víctima del secuestro de los ejemplares de «Dependencia y empresas multinacionales», obra por la que recibiera el premio Scalabrini Ortiz de Eudeba.
Para quienes piensan que la defensa de los derechos humanos no puede convertirse -como dice monseñor Hesayne en el prólogo- «en un eslogan electoralista o en pantalla gubernamental para afianzarse en el poder», la lectura de esta obra, amén de imprescindible, se tornará sumamente reconfortante.
Pocas veces es dado poder comentar un libro que, a la vez que enriquecedor y necesario para conocer con mayor profundidad un ciclo cercano de nuestra historia, sea la obra de un jurista argentino comprometido desde siempre con los intereses de la República.
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