el rumbo elegido

‘‘Nunca di un mensaje distinto al que se plasmó en el torneo. Recambio generacional, todos tuvieron minutos y su rol en el equipo’’. Pablo Romero encarnó desde el manejo del grupo una búsqueda a la cual la Federación de Básquet de Neuquén apostó para volver a ser. La mira puesta en las formativas y el acompañamiento a los más chicos se evidencia en los logros a nivel clubes y a nivel selección. No implica dejar de lado a los más experimentados, sino que ellos acompañen el proceso de los más chicos.

‘‘Logramos una cohesión muy buena entre juventud y experiencia. Defendimos muy bien y en los momentos claves aparecieron jugadores con un futuro terrible y que hay que proyectar’’, dijo el DT.

Los 12 elegidos responden a esa premisa. Dentro de la cancha se refleja lo que pasa afuera. El básquet, como todo deporte, es una gran familia. Y como en todo grupo humano hay diferencias y hasta roces para pulir con el correr del tiempo. Pero esta vez los clubes se unieron, como ya viene pasando, para organizar un torneo que exige mucho desde la logística y no es sencillo de resolver. El título debe ser tomado en su justa medida. ‘‘Esto no es casualidad, hay mucho trabajo atrás’’, comentó Charly Sepúlveda. Los logros ayudan al objetivo final, que es el difundir el deporte y que cada vez haya más chicos en las canchas y menos en la droga y el alcohol. Pero también es necesario salir del exitismo. El camino es positivo, porque hay un rumbo claro. Los resultados pueden ir y venir, pero la identidad no debe negociarse.


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