Un mecánico complicó los dichos de Aguirre padre

Señaló que a las 20 del día del homicidio le entregó el Peugeot 405 que había reparado. El imputado había dicho que esa tarde estuvo en Roca y Allen, y en ese auto.

CIPOLLETTI (AC).- Un mecánico alteró la agenda de Juan Carlos Aguirre. Mario Voria dijo ayer que el 17 de setiembre de 1999, día del crimen, el imputado retiró el auto de su taller entre las 19.30 y las 20 aproximadamente. A esa hora, según la indagatoria, él andaba por Roca junto a su amante visitando a un comisario, entre otros.

«Está claro que toda la coartada que dio en su momento el señor Juan Carlos Aguirre en relación con los horarios y las actividades que llevó a cabo, son falsas», dijo el querellante Gustavo Palmieri. Sin embargo, el defensor de los procesados minimizó el relato del mecánico: «(Voria) no entregó el auto sino un empleado», dijo, dejando la puerta abierta para un cambio en el horario planteado por el testigo.

La 11° audiencia del caso Zerdán comenzó con un pedido de la querella para que se permita cremar los restos de la víctima. Hasta ahora los familiares y amigas no pudieron cumplir con esta voluntad de la bioquímica porque se resguardó el cadáver ante la necesidad de realizar alguna nueva prueba. El Tribunal lo resolverá en la sentencia.

Luego ingresó al recinto Ramón Feyes, un cerrajero que, tras el crimen, fue convocado para cambiar la combinación de dos cerraduras en la casa de Ana Zerdán. Feyes afirmó ayer que fue Juan Carlos Aguirre quien lo llamó y le pagó el trabajo.

El segundo testigo fue Edgardo Guevara, un enfermero que en aquella época trabajaba en el policlínico Modelo, ubicado a pocos metros del laboratorio de la víctima. Guevara comentó que él estaba de turno en la madrugada del 18 y que aproximadamente a las 5.30 o 5.45 la recepcionista le avisó que había llamado el socio de Zerdán diciendo que la bioquímica estaba descompuesta y si la podían ir a buscar. El fue con una silla de ruedas y cuando llegó, se topó con dos policías que le dijeron que Zerdán estaba muerta. Lo tomaron como testigo de todos los procedimientos. Estuvo desde las 6 hasta las 18.

«Estaba totalmente desfigurada. Su cara se unía con el cráneo», relató Guevara. Dijo que lo dejaron ingresar al sitio donde estaba el cuerpo recién unas tres horas después, cuando ya estaba el juez en el lugar.

Previamente, relató, estuvo con Juan Carlos Aguirre en la recepción del laboratorio. «Lo vi muy tranquilo, muy relajado. No se mostraba alterado para nada», aseguró coincidiendo con lo narrado por otras personas que estuvieron en los primeros minutos del hallazgo.

El enfermero no recordaba varias afirmaciones realizadas durante la instrucción, como por ejemplo, que el 17 por la noche cuando él ingresaba a trabajar (entraba a las 22) dijo que vio el Peugeot estacionado cerca del laboratorio. «Hoy por hoy no recuerdo si era el 405 (del imputado) u otro vehículo. En el momento que declaré estaba más fresca la memoria», afirmó.

No fue contundente, pero la querella sumó este indicio. «El enfermero, pese a sus problemas de memoria por el transcurso del tiempo, terminó reconociendo haber observado este vehículo en un horario curiosamente muy

cercano al que se supone se produjo la muerte de Ana Zerdán», enfatizó Palmieri.

Luego apareció el dueño del taller mecánico que arregló el auto que había comprado Aguirre. Si bien tenía también algo difusos ciertos datos, el testigo ratificó lo declarado en la instrucción. Dijo que ese 17 de setiembre tenían que entregar el Peugeot 405 a las 16 pero como se demoraron, se lo deben haber dado «entre 19.30 y las 20». Creía que «más cerca de las 20».

Esto afirmación no sólo alteró los horarios de la coartada de Aguirre sino también contradijo los relatos de algunos testigos que dijeron haber estado con el imputado esa tarde. Primero, su ex amante Marta Marinozzi, declaró que salieron de su casa rumbo a Roca «más a o menos a las 18» y que iban en el Peugeot. Segundo, el comisario Leonardo Riveros afirmó que estuvo con Aguirre en la comisaría 77 de Roca «alrededor de las 20» y que el ahora procesado andaba en ese auto. Aguirre en su indagatoria había dicho que esa tarde fueron a Roca, que allí estuvieron en tres lugares y que luego pasaron por Allen, siempre con el mismo Peugeot.

En la audiencia de ayer declaró además la persona que le vendió el 405 a Aguirre, Daniel Vega, quien aseguró que el boleto de compra venta se firmó varios días después del homicidio aunque el documento tiene fecha ese día: 17/09.


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