Un momento a solas con las fantasías

ROCA (AR).- «En un pequeño pueblo colgado de la montaña y a orillas del mar, hace mucho, mucho tiempo, vivía un chico llamado Sebastián». Así se abre el mundo de las fantasías donde niños y algunos grandes comparten el tácito acuerdo de dejarse llevar por esas historias que sólo pasan allí, en el teatro. Así pasó con Caperucita Roja, La Cenicienta o El Principito. Así pasará con «Sebastián, al que se le mojaban las canciones».

Esta es una obra de teatro para niños creada por Carmen Loguercio. La misma cuenta las aventuras de un pequeño que, en medio desorden que lo rodea, olvida sus pentagramas afuera. Al mojarse, las notas se corren de lugar y empiezan a sonar como ellas quieren.

La presentación de esta nueva propuesta de la escritora roquense se realizará el domingo 5 de junio, a las 16 en el Auditorio Ciudad de las Artes, Rivadavia 2263 de Roca. Para ese momento, se conjugaron actores , títeres y objetos, además de un intenso trabajo técnico.

Los papeles protagónicos quedaron a cargo de Gabriel Urweider y Soledad González.

Loguercio, además de la autora del libro, es la diseñadora del vestuario y comparte la dirección con Manuel Vera, quien tiene a su cargo la iluminación y puesta en escena. La construcción de muñecos, escenografía y objetos fue realizada porlos integrantes del grupo de Títeres, correspondiendo el diseño y plástica a Albano Boj , Celeste Berenguer y Evelin Fuhr. La asistencia técnica fue de Magdalena Aguirre y el sonido de Evelin Fuhr.

Para destacar de esta obra es que todos los elementos participantes son producto del trabajo de alumnos y profesores del Instituto Patagónico de las Artes. Así, los trece temas musicales de la obra fueron grabados por Silvina Cárdenas, Santiago Aldana, María Pía Vivet, Matías Gioscio, Camilo Calarto, Facundo Catalán, e integrantes de los grupos artísticos de Fundación Cultural Patagonia.

Sebastián descubre en algún momento que no todo es como el creía. Así también siente el público. De repente, las luces se encienden y la magia se termina. Fueron unas horas de fantasías en las que cada uno se permite imaginarse diferente. Tal vez, por un momento, alguien pudo soñar con ser Peter Pan.