Un movimiento social dividido
El primer presidente indígena en la historia de Bolivia, Evo Morales, llega al gobierno como representante de un amplio movimiento campesino con fuertes divisiones, demandas diversas y liderazgos en pugna que representan un desafío mayor con el que deberá convivir el nuevo mandatario desde el primer minuto de gestión.
Sin embargo, desde la conformación del gabinete de Morales a las políticas a implementarse en el país generan un profundo debate y fuertes tironeos dentro del movimiento campesino, que representa a las mayorías postergadas históricamente en un país con cerca del 60% de población indígena y mestiza.
El Movimiento al Socialismo (MAS) que lidera el nuevo presidente recibió para las elecciones el apoyo de cientos de agrupaciones sociales de todo porte que, a cambio, exigieron la firma de compromisos para que se lleven a cabo distintas acciones y reformas.
La nacionalización de los hidrocarburos es por caso sólo una de las medidas comprometidas por Morales, quizá la que genera mayor expectativa antes del inicio de la gestión, ya que el líder indígena Felipe Quispe, conocido como «el Mallku» (autoridad aymara) se encarga de recordarle al nuevo mandatario que no puede apartarse de su promesa.
Quispe, que cosechó un rotundo fracaso con su reciente candidatura a la Presidencia y se queja de haber sido traicionado por Evo Morales, dijo que no hay ningún cambio posible en Bolivia con el MAS.
«Evo Morales tiene que cumplir con la población boliviana y con la central obrera: en 90 días tiene que nacionalizar los hidrocarburos sin indemnización, dar tierra y territorio, y hacer la asamblea constituyente», advirtió Quispe.
«Si no cumple con las demandas van a volver las manifestaciones y las marchas», amenazó Quispe que rechazó toda posibilidad de sumarse al nuevo gobierno.
(AFP)
Notas asociadas: Evo Morales fue coronado en un rito indígena, antes de asumir hoy como presidente
Notas asociadas: Evo Morales fue coronado en un rito indígena, antes de asumir hoy como presidente
El primer presidente indígena en la historia de Bolivia, Evo Morales, llega al gobierno como representante de un amplio movimiento campesino con fuertes divisiones, demandas diversas y liderazgos en pugna que representan un desafío mayor con el que deberá convivir el nuevo mandatario desde el primer minuto de gestión.
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