Un nuevo escenario

Hay un nuevo escenario político en la provincia. El MPN, acostumbrado a ejercer desde hace 36 años un poder casi absoluto, obtuvo de la mano de Jorge Sobisch un triunfo muy limitado, que condiciona y acota su futura acción de gobierno.

Se trata a todas luces de una victoria con sabor amargo. El partido provincial perdió a manos de la Alianza en las ciudades más importantes de la provincia: Neuquén, Cutral Co, Plaza Huincul.

Después de ganar ajustadamente la interna, Sobisch se comportó como si ya estuviera sentado en el despacho de la calle Rioja. Pero no era así. Finalmente, luego de un gran susto, se tendrá que contentar con un poder acotado. Tendrá a la Alianza gobernando en el distrito más importante y un panorama complicado en la Legislatura. Un cuadro de situación muy alejado de la discrecionalidad que creía acariciar.

No es seguro que un partido como el MPN, acostumbrado a gobernar sin rendir cuentas, vaya a digerir fácilmente lo ocurrido. Pero está claro que lo ocurrido comporta un mensaje contundente de la sociedad: no está dispuesta a entregar más cheques en blanco a un sistema que ha terminado sus últimos tres gobiernos envuelto en la crisis.

Esa crisis tiene su correlato en la fractura que recorre el cuerpo del partido provincial y que en esta elección adquirió el rango de irreversible.

Respecto de la Alianza, parece claro que más que esbozar una alternativa se ha beneficiado de todos los descontentos. El de los felipistas, el de los docentes, el de los empleados públicos, el de la amplia clase media…

Algo más: el resultado autoriza a pensar que cuando el sobischismo salió a despotricar contra la encuesta de este diario, no estaba haciendo otra cosa que actuar.

Héctor Mauriño


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