Un pago con resistencias

Mientras Galuccio y la primera plana de YPF recorrían Loma Campana, en el Congreso se definía el dictamen para el pago del 51% de las acciones de Repsol. En una discusión plagada de chicanas y donde el oficialismo buscó un tratamiento exprés, sobraron las críticas al precario informe del Tribunal de Tasaciones sobre el valor de la compañía, que tan sólo tiene dos páginas y ninguna explicación. Se hizo foco especialmente en los pasivos ambientales que dejó Repsol en el país, que según diversas miradas superarían ampliamente los 2.000 millones de dólares. Esta mirada aduce que ese dinero tendría que haberse descontado del pago de 5.000 millones que hará la Argentina por el paquete accionario. Lo que nadie dice es que, si ese pasivo se valúa, pasará automáticamente a formar parte del rojo de YPF, achicando los números positivos de su balance y quitándole ratio para tomar crédito. Además, valuar en dinero el ambiente dañado no implica la remediación de ese daño. Tampoco hay demasiado detalle de cuánto podría perder YPF por el arrastre de varios juicios en su contra. De cualquier manera, para abril el acuerdo amigable con Repsol estará aprobado y Argentina pasará más de 20 años pagando por la quita de esa empresa. En pocos meses, será una pequeña porción de los cuantiosos compromisos que tiene el país.


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