Un paso adelante
la peña
jorge vergara jvergara@rionegro.com.ar
Jesús María mostró sus mejores cartas y el público le dio su aprobado. Lo que vi del festival, al menos hasta que esta columna se imprimió, es positivo, mostró renovación, calidad, talento, aunque no faltaron algunas historias repetidas. En realidad dividiría en tres al festival, entre aquellos que están siempre y se renuevan, los que están siempre pero no salen de sus caballitos de batalla y los más jóvenes que vienen empujando con calidad. Me gustó esta edición, pero como siempre hay un pero, por momentos me pareció estar en un festival renovado y ágil y por otros sentí que todo estaba igual que hace años. Me pasó con Teresa Parodi, cuando cantó su clásico “Pedro Canoero”, infaltable en sus presentaciones, que fue como ver un festival de ediciones pasadas, poca renovación y un repertorio muy acotado para mi gusto. Imagino que para los cordobeses Los de Alberdi son una especie de elegidos. Y eso justifica el homenaje, la invitación al festival, aunque lamentablemente los años van dejando sus huellas y ya no son los de antes. También con ellos sentí que apelaron a los temas de siempre. Eso sí, hay que reconocerles que todo el tiempo trabajan para enganchar al público festivalero. Me pareció muy largo, demasiado largo el comienzo del festival con Facundo Saravia, de quien no vamos a discutir la calidad, pero convengamos en que no es de los más festivaleros justo para el momento en que el público está muy frío. Hizo un muy buen despliegue de sus temas y algunos de los inolvidables Chalchaleros, pero con los solistas, salvo algunas excepciones, es muy difícil generar el clima que tienen los festivales. La contracara la dieron Carabajales; en realidad la gran familia Carabajal puso Jesús María a sus pies. Dieron cátedra de manejo del público, del clima festivalero, de los tiempos y se fueron con una ovación interminable. Merecido lo de esta gente trabajadora del género, que todo el tiempo se renueva sin salirse del molde bien santiagueño, donde las chacareras son una especie de himno. El domingo por la noche Nacho y Daniel, que no eran el numero central, también se metieron el público en el bolsillo. Cantaron los clásicos de siempre, sumaron nuevos temas como “El Curandero”, que levantó a todos de sus sillas y no faltó el homenaje a Los Cantores del Alba. Bien dosificado lo de antes y lo nuevo, tuvieron una actuación con mucho de ida y vuelta con la gente. Se fueron y les pidieron volver entre miles de manos que aplaudían. Cerraron con “El Aventurero” para el delirio de todos. Lo de Jairo es un clásico. Siempre dije que no era folclore todo lo que Jairo hace, pero sí todo lo que hace sobre el escenario es de una calidad sobresaliente. Jairo es de aquellos que no dejan nada librado al azar cuando presentan un espectáculo y por eso, además de su voz consagrada, se ganó el respeto de la gente, no sólo de Jesús María sino de todo el país. Fue muy lindo lo que hicieron en uno de los temas con Raly Barrionuevo, con “Chacarera de las piedras”. En realidad, fue como si hubiéramos escuchado un dúo de esos que trabajan juntos desde hace años y, la verdad, se juntaron en el mismo escenario. Los Huayra y Gualicho también mostraron que están para los grandes festivales. Las voces que sobresalen en ambos grupos son para aplaudir de pie, muy buena selección de temas y una solidez enorme en el escenario. Son de esos folcloristas que desde jóvenes pisan fuerte. Emilio Morales, un joven catamarqueño con trayectoria, dijo presente en Jesús María y cosechó la adhesión del público. Despertó admiración y podríamos decir que se ganó un lugar. La edición está terminando y, por el folclore, ojalá haya Jesús María por siempre.
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