Un policía mató a su pequeña hija y se suicidó

La nena tenía 22 meses y recibió un tiro en la cabeza.

FORMOSA (Télam y DyN).- Un sargento de la policía formoseña que el martes mató a una de sus hijas de 22 meses de un tiro en la sien e hirió a otras dos, de 8 y 6 años, para luego pegarse un balazo en la cabeza, murió ayer por la madrugada en el hospital en el que había sido internado en grave estado, informaron fuentes policiales.

Se trata de Crispín Cáceres, quien murió ayer a la madrugada en el «Hospital de Formosa», luego de atacar a sus hijas, «ya que su estado era irreversible por los daños ocasionados en su intento de suicidio», manifestó Darío Román, director del Hospital Central.

Otras fuentes del centro de salud precisaron que el deceso del policía se registró a las 6 de ayer cuando estaba recibiendo asistencia respiratoria mecánica y registraba un cuadro de muerte cerebral, debido a las irreversibles lesiones sufridas en la cabeza, cuando se disparó con el mismo arma de fuego que utilizó para atacar a balazos a sus pequeñas hijas.

Cáceres, de 38 años, había sido denunciado por malos tratos en la justicia ordinaria local por su esposa, Ramona Coronel, un día antes del homicidio.

La mujer dijo respecto de esa agresión: «El domingo me agarró del cuello y tenía un cuchillo en sus manos. Conmigo era una persona violenta y muy celosa».

«Yo esperaba algo así de mi marido, pero imaginé que la víctima sería yo, no mis hijas», agregó la esposa del homicida sin ocultar su dolor.

Cáceres se había separado de su anterior matrimonio por cuestiones sentimentales «y eso lo tenía traumado».

«Conmigo era excesivamente celoso, no podía salir sola», enfatizó Ramona Coronel.

 

«No lo puedo creer»

En tanto una hija de la pareja, de 11 años, y sobreviviente del ataque dijo entre lágrimas: «No puedo creer que mi propio padre haya atacado a tiros a mis hermanas».

Fuentes policiales explicaron por su parte que para cometer el ataque, el homicida «puso música a alto volumen» y así evitó que los vecinos advirtieran lo que sucedía en la casa.

Para matar a su hijita menor, el sargento le puso una almohada sobre la cabeza y disparó con su pistola calibre 45 mientras la criatura dormía.

Luego hirió en el pómulo a su otra hija de ocho años, quien se encuentra internada en grave estado.

Cuando su hermana de seis años intentó escapar del ataque, el sargento le apuntó a la cabeza y disparó, por lo que le ocasionó graves heridas en la cabeza.

En el caso tomó intervención el juez de Instrucción Penal Rubén Spessot, quien personalmente participó de las pericias junto al personal técnico de la División Criminalística.

También intervino la comisaría Tercera de la capital formoseña.

El juez Spessot intentaba establecer si el uniformado había presentado actitudes violentas dentro de su actividad policial, por lo que se esperaba para las próximas horas un informe de los jefes policiales.

No se descartaba tampoco que fueran citados a declarar los policías con los que trabajaba Cáceres, y los vecinos de la vivienda donde ocurrió la tragedia.


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