Un proceso golpeado

Las versiones puertas adentro de Boca crecen: Caranta no volverá a jugar, se intentará transferirlo a la brevedad y que el ciclo de Ischia, en el mejor de los casos, podría llegar hasta el 31 de diciembre. Más allá del rendimiento de Caranta y de los tres partidos sobre cuatro perdidos en las últimas presentaciones por el Apertura, se sabe que la relación del cordobés es mala con el «dueño» indiscutido del plantel, Juan Román Riquelme, intocable para la dirigencia y ni hablar para el entrenador.

El club pagó 15 millones de dólares por Riquelme, le está abonando al jugador un contrato europeo. Es decir, fue el club quien le dio al jugador «superpoderes». Hay algunos -Caranta, Cáceres…- que empiezan a advertir que ahora no hay manera de controlarlo. En ese cuadro de situación, no es extraño que ya se haya hecho un contacto con un hombre al que se considera el único capaz de volver a «manejar el vestuario» y al propio Riquelme. Su nombre es Carlos Bianchi, claro.


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