Un pueblo sufrido y olvidado

Como la mayoría de los pueblos de la Línea Sur, Aguada de Guerra nació a principios del siglo con la construcción del ferrocarril y se constituyó como un pueblo ganadero. Es una de las poblaciones más olvidadas de la provincia y su gente, la mayoría pequeños campesinos minifundistas, atraviesa uno de los peores momentos de su historia debido a la crisis ganadera. Sin embargo se resisten a bajar los brazos y, como ellos mismos afirman “siguen haciendo patria en este lugar de la Patagonia”. A estas viviendas se les suman otras ocho más y una ruca mapuche que construyen integrantes de la comunidad indígena. El asfalto de la Ruta 23 atraviesa el poblado al medio y representa para los vecinos un gran adelanto. También la fibra óptica que se construye en la zona, lo que le permitirá acceder a tecnología de punta y obtener mejoras sustanciales en las comunicaciones. “Acá no hay servicio de celulares. Para tomar señal desde Los Menucos -localidad distante a 35 kilómetros al este- tenés que subir a un cerro y el único teléfono semipúblico que tenemos no funciona desde hace días y no logramos que Telefónica venga a arreglarlo”, dijo Catalán. Luego de la entrega de las casas, los vecinos y visitantes compartieron un chocolate caliente con tortas fritas y facturas en la Escuela 151, entidad que concentra la mayoría de las actividades comunitarias y mantiene viva esta comunidad sureña. (AJ)

Los niños quisieron estar presente en el acto inaugural.


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