Un río Negro navegable sería una gran oportunidad para el turismo

Es un desafío que debería tener su actualización que la Patagonia Argentina vuelva a tener una vía navegable para el transporte de cargas y el desarrollo turístico.

En la actualidad ya no son una novedad los innumerables viajes turísticos en cruceros, en distintos lugares del mundo. Muchos años atrás los viajes en barco entre Europa y América se constituían en una opción, pero la modernización lograda por la aviación los fue circunscribiendo ya no tanto con navegaciones extensas, sino más bien cortas, a pesar de que se mantienen con éxito vueltas al mundo e incluso los cruceros más esporádicos entre las Américas y el viejo continente.

Lo que se fue intensificando han sido los viajes recreativos a través de ríos navegables, convirtiéndose en atractivos ya que permiten conocer esos recursos turísticos desde otra óptica.

Además, la utilización de los ríos navegables ha permitido que se los utilice como transporte y comunicación y por ende como un atractivo en sí mismo.

Hay muchos casos, pero entre otros podemos señalar al Amazonas, en Sudamérica; el Nilo, en Asia; el Volga, el más largo de Europa; el Níger, atravesando el desierto, y el Yangtsé, el más largo de China.

En el mundo

Experiencias inigualables se pueden encontrar también cuando se navega por el Rin y el Danubio, entre tantos en que se puede disfrutar de viajes por el interior del continente, visitando lugares con una belleza panorámica, descubriendo la naturaleza de su flora y fauna. En ellos se realizaron los primeros cruceros por los ríos europeos.

Un sistema de canales permite pasar a esas vías navegables por doce países donde se pueden conocer catedrales barrocas, ciudades medievales y hasta castillos.

En algunos casos los canales en Holanda, además de ser vías navegables, permiten que pequeñas embarcaciones amarradas en sus costas se conviertan en opciones hoteleras, como pudimos observar en Amsterdam.

En América del Sur se pueden mencionar el río Paraná con una extensión de 3.940 kilómetros, que nace en Brasil, pasando por Paraguay y Argentina; el Amazonas con 7.062 kilómetros atraviesa el Perú, Colombia y Brasil; el Uruguay nace en Brasil, desembocando en el Río de la Plata; el Magdalena, en Colombia, con 1.540 kilómetros, y el Orinoco, con 2.140 kilómetros, en Venezuela.

Estas opciones nos permiten actualizar y volver a soñar con la navegabilidad por los 720 km del río Negro, si recordamos que desde hace más de cien años se navegaba regularmente, sirviendo para el transporte de mercaderías.

Un reciente detallado artículo de Edith Cabrera en este diario da cuenta de la historia de cómo se navegaba por el mencionado río, entre Viedma y Carmen de Patagones, desde la confluencia de los ríos Limay y Neuquén hasta Choele Choel.

Se está ante la necesidad de actualizar intentos de volver a lograr que este importante río sea navegable otra vez.

Ya se dieron hace unos años –en 2004– los primeros pasos para el aprovechamiento turístico de este cauce. Mediante la coordinada intervención de los organismos provinciales –Legislatura, Turismo, Cultura, Pesca, la AIC y la Prefectura Naval entre otros– se dieron algunos pasos iniciales para su navegabilidad.

Entendemos que es un desafío que debería tener una actualización, para realizar las acciones tendientes para que el río Negro –en la Patagonia Argentina– vuelva a ser navegable, contribuyendo al transporte de cargas y muy significativamente para lograr el desarrollo turístico de esa vía de comunicación.

Ejemplos del país y la región

Hay que tomar el ejemplo de las ciudades que en el mundo han desarrollado sus costas, obteniendo importantes transformaciones en distintos aspectos, urbanísticos, ambientales y turísticos.

Y tendrá una incidencia en otro importante aspecto, como es el desarrollo y consolidación de la urbanización costera.

Hay ejemplos en Argentina, como lo es la zona de Puerto Madero en la ciudad de Buenos Aires o en Rosario. Acá en la Patagonia, en la ciudad de Neuquén se viene desarrollando el paseo de la costa, que ya va desde Plottier a Centenario, permite el disfrute de ciudad y sus alrededores, de un lugar donde se consolida día a día el aprovechamiento del tiempo libre y genera importantes inversiones en desarrollo turístico local, comercial e inmobiliario.

Ello se logró con decisiones y políticas públicas de acompañamiento a la inversión privada, lo que abre las posibilidades para que se lleven a cabo acciones similares con el factible aprovechamiento del río Negro como vía de comunicación.

Andrea Isabel Marín / Julio Isidro Pérez

Licenciada y experto en Turismo


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