Un sencillo y eficaz método para la detección precoz

El empleo de la ecografía como método de detección de quistes hidatídicos ha traído innumerables beneficios para el tratamiento de esta enfermedad. Por un lado reemplazó a la serología -la extracción de sangre- constituyéndose así en un método no invasivo. Es el más eficaz ya que detecta al quiste aún cuando sus medidas son milimétricas permitiendo un diagnóstico precoz que, en la mayoría de los casos y con un tratamiento adecuado, evita la intervención quirúrgica del paciente.

«La sensibilidad de la ecografía fuente a los otros métodos de detección es altísima. Casi de un 100 por ciento. Se detecta al quiste aún cuando mide medio centímetro y esto es un gran avance» sostiene María Teresa Costa, médica veterinaria a cargo del departamento de Salud Ambiental del hospital «Rogelio Cortizo» de Jacobacci.

La hidatidosis es una enfermedad asintomática de larga evolución. Antes del uso de la ecografía, se hacía el diagnóstico de su presencia en la región abdominal o hepática (la pulmonar, con una radiografía, se resolvía fácilmente), pero recién cuando el paciente mostraba síntomas de la enfermedad, es decir cuando el quiste supuraba. Un simple análisis de sangre confirmaba la enfermedad. Sin embargo si el paciente era un portador sano, el resultado del análisis era un falso negativo.

«El paciente puede ser portador de un quiste pero sin síntomas. Si el quiste no supura, la serología es engañosa. La ecografía te da un diagnóstico preciso. Es una foto que te permite ver si existe un quiste, cuánto mide y dónde está» añade Costa.

Hasta hace algunos años la detección de un quiste hidatídico implicaba obligatoriamente su extirpación. Ahora esto se realiza sólo ocasionalmente. «Si el quiste está en equilibrio con la persona, mantiene el mismo tamaño y no compromete ningún órgano, no hace falta operar. El paciente puede ser portador sano durante toda su vida» explica Costa.

Una enfermedad que tiende a desaparecer

La hidatidosis es una enfermedad producida por un parásito, la tenia ochinococcus. Se transmite de los animales vertebrados al hombre. Ataca al ganado y las personas, y se caracteriza por la formación de quistes que se alojan generalmente en las vísceras.

En este sentido, el 69 por ciento de los quistes se alojan en el hígado, el 22 por ciento en los pulmones, el 2 por ciento en riñones y el resto en cualquier parte del cuerpo (llamadas localizaciones raras, como el cerebro o los huesos).

En 1980 la provincia de Río Negro puso en marcha el programa de control de la hidatidosis, logrando reducir los contagios en un 70 por ciento. En ese año el registro hidatídico se establecía en 200 enfermos anuales cifra que luego de 17 años de programa se redujo a 65.

En 1997 comenzó implementarse en grandes poblaciones el uso del ecógrafo como método de detección de quistes. «Decidimos salir a buscar a las personas enfermas, tengan o no síntomas. Y ésto ha sido muy beneficioso para controlar la enfermedad» señaló Edmundo Larrieu.

Desde entonces, cerca de 4.000 niños en edad escolar han sido ecografiados. Es decir, el 90 por ciento de esa población. El número arrojó que 60 niños eran portadores de quistes hidatídicos, pero casi ninguno debió ser operado. «De todos ellos sólo tres se han operado porque el quiste era muy grande» sostuvo el profesional.


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