Una agencia de turismo fue asaltada 44 veces

NEUQUEN (AN).- «Hay una gran impunidad», dice Silvio Zanellato cuando se le pregunta por el motivo principal que a su criterio permitió que lo asaltaran en 44 oportunidades, en su negocio del centro de la ciudad.

La última de ellas, el miércoles pasado, mientras recibía a una clienta en el despacho de su agencia de viajes, y vio con curiosidad primero y con estupor después cómo sus empleados ingresaban a la oficina, apurados por dos asaltantes que venían gritando y amenazándolos.

Mientras le pedían dinero, le pegaron tres golpes con un arma de fuego, otro con una calculadora que le provocó un derrame en uno de sus ojos, y le dijeron que se diera vuelta y que no los mirara.

En ninguno de las 43 robos anteriores le habían apuntado con un arma. Y esto era lo particular de la situación: «sentí una impotencia terrible, y esa renovada sensación de impunidad propia de estos hechos; durante los últimos 20 años me robaron a un promedio de dos veces al año aproximadamente; pero el del miércoles fue el segundo en dos meses», afirmó el empresario.

Zanellato, en diálogo con «Río Negro», dijo que no fueron pocas la veces en las que incluso se topó con los ladrones al ingresar a su agencia y que luego de llamar a la Policía colaboró a que los apresaran. «Pero después siempre lo mismo: otro robo más», dijo con escepticismo.

El hombre afirma que se encuentra medicado, que debe tomar «ansiolíticos y medicamentos contra el pánico» para sobrellevar la situación, que también «está afectando terriblemente» a sus allegados.

Cuenta que en al menos 15 oportunidades efectuó las denuncias correspondientes en la Policía, pero que «la cosa no cambió esencialmente».

Según indica, pese a la andanada de exposiciones en la Policía, esto no contribuyó a que se dispusiera de mayor vigilancia en la cuadra donde se encuentra ubicado su local, sobre la calle Independencia al 300.

Sobre el robo del miércoles, Zanellato subraya que otro de los aspectos que le llamó la atención fue la «violencia física y verbal» con qué actuaron los dos ladrones. Pero también «la tranquilidad» con que perpetraron el asalto.

Dice que uno de ellos, ambos tenían «entre 20 y 25 años», le decía todo el tiempo al otro: «li

quidalo, quemalo, hacelo boleta», para presionar en busca de dinero.

«Me pidieron la llave de la caja fuerte, y yo no la tenía encima. Le dije a uno de ellos que estaba en el auto, y le di la llave para que fuera a buscarla. Mientras tanto permanecimos todos en la oficina. Volvió con la llave de la caja, la abrió y vio que casi no había dinero», relató.

No le creyeron que no hubiera más efectivo. «Pero yo tenía una explicación lógica para eso: les dije que me había robado más de 40 veces y que por eso no guardaba plata en el local», contó.

Los dos ladrones se llevaron algo de dinero, un teléfono inalámbrico, dos celulares y un reloj.

«Nosotros no nos resistimos, no queríamos que todo terminara mal. Tenían con qué atarnos las manos pero ni siquiera tuvieron que usarlo; después se fueron y nos dejaron en la oficina», explicó Zanellato.

«No quiero echarle la culpa a nadie, ni a la Policía ni a nadie, pero en todo este tiempo, en los 26 años en que estoy recibiendo robos, nadie me llamó para ver cuál era mi situación, si necesitaba más vigilancia; hay mucha impunidad, una gran impunidad, y eso es lo que también me pone más intranquilo», dijo.