Una celebración signada por el crecimiento

La demanda creció el año pasado un 21,7%.

NEUQUEN (AN).- No hay indicador, salvo el de las tarifas, que no pare de crecer en el sector eléctrico argentino en los últimos cuatro años.

Cad a verano el país llega a marcas históricas de demanda, sin que el sistema encuentre la fórmula para regresar al equilibrio de remuneraciones para cada actor del mercado.

Más que una curva, la línea de la demanda no tiene quiebres porque dibuja una recta en ascenso. Entre 2002 y 2005 el consumo de electricidad aumentó un 21,7% en Argentina.

El norte de la Patagonia es la zona del país con mayor potencia instalada y la única cabecera de un sistema de transporte en extra alta tensión (500 kV) de cuatro líneas.

La relación que mantuvo el mercado eléctrico en franco crecimiento quedó dañado con los atrasos en la actualización de las tarifas y se quebró definitivamente con la devaluación: remuneraciones pesificadas para los sectores regulados y costos disparados fueron una mezcla que puso a las prestadoras en situaciones complicadas.

«Aprendimos a ajustar los costos, algo que en los 90 no parecía tan necesario», confesó, de todos modos, un directivo de la línea gerencial de una empresa eléctrica de la región a modo de autocrítica.

La generación de electricidad desde 2002 hasta ahora creció a l par de la demanda y hasta unos puntos más: 23,7%.

Lo que aparece como un dato alentador termina revelándose como una complicación.

El mayor incremento estuvo sostenido en el parque térmico que utiliza el combustible más escaso en este momento en Argentina: el gas.

Este tipo de generación aumentó su entrega al sistema en proporcionales del 58,2%. Este incremento contribuyó a profundizar la crisis energética nacional.

Para colmo, los generadores no reciben la remuneración que les corresponde porque el defasaje con el precio estacional es enorme.

Y a cambio son invitados a invertir las acreencias acumuladas, casi sin alternativas para negarse, en la construcción de dos centrales de ciclo combinado en la zona central del país.

Para el sector hidroeléctrico las cosas no fueron sencillas en los últimos años, durante los que este tipo de generación cayó un 4,5%.

 

Renegociaciones

Los transportistas –incluidos los troncales– y las distribuidoras de la jurisdicción nacional (Edenor, Edesur y Edelap) tuvieron sus instancias de renegociación de los contratos para mejorar sus ecuaciones económicas, pero en la región esa política no se llevó adelante.

Las distribuidoras y cooperativas de Río Negro y Neuquén siguen esperando un reconocimiento de sus nuevos costos en las tarifas, pero los gobiernos no atienden esos reclamos y, si lo hacen, muchas veces, lo que consiguen es escaso.

Mientras tanto los atrasos en las inversiones son cada vez más grandes y si por ahora no hubo graves inconvenientes en la red nacional o en los subsistemas fue porque, con una política de parches, fue agudizándose el ingenio para disimular las falencias.

La región con más potencia

NEUQUEN (AN).- La presencia de la energía eléctrica es una constante en cada rincón de la zona oeste de Río Negro y Neuquén. Hay tantas centrales de generación que en pocos kilómetros cuadrados está concentrada la mayor potencia instalada del país.

Y aunque la energía nuclear no aparece en los mapas de la región, una planta de fabricación de agua pesada -insumo indispensable de esta fuente de electricidad- se levanta a pocos kilómetros de la capital neuquina.

En el norte de la Patagonia la oferta en materia eléctrica es de lo más variada: desde viejas usinas a gas que fueron recicladas a ciclo combinado para ganar eficiencia, pasando por la mayor densidad en centrales hidroeléctricas que se registra en el país, hasta llegar a modernas usinas a gas instaladas en la superficie del yacimiento.

Del territorio neuquino y rionegrino nace además el corredor de transporte en 500 kV más importante del país, que consta de cuatro líneas de imponentes columnas que atraviesan el país hacia la zona de mayor demanda. Miles de personas viven de esta industria en la región. A ellos habría que sumar el empleo en distribuidoras y cooperativas de electricidad de la zona, y en las empresas contratistas de las generadoras, las transportistas y las prestadores minoristas.


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