Una comunidad que supo unirse para resurgir de las cenizas

La erupción del volcán Puyehue, el 4 de junio del año pasado, trastocó el ritmo de esta tranquila villa turística y atentó contra su economía. Sin embargo, cada uno de los vecinos se comprometió y en conjunto lograron recuperar los atractivos de la localidad.

Así, bajo la ceniza, mostraba la villa su avenida principal en los momentos más difíciles

Los vecinos trabajaron mancomunadamente en la limpieza de las calles y el paisaje reverdeció.

el día que lo cambió todo

El 4 de junio marcó un antes y un después en la historia de esta localidad cordillerana. El paraíso se cubrió de cenizas y en pocos minutos todo dio un giro inesperado. La realidad de los vecinos cambió radicalmente y el futuro fue sólo incertidumbre.

Muchas personas se fueron buscando nuevos horizontes pero muchas otras decidieron quedarse.

Las instituciones de voluntarios, como los Bomberos y el Grupo de Búsqueda y Rescate en Zonas Agrestes, así como decenas de voluntarios anónimos dieron hasta el último aliento para ayudar en lo que era necesario.

Fueron ellos quienes se dedicaron a todas las tareas que se necesitaban: desde palear arena en una vivienda particular para que no se cayera el techo, hasta cortar árboles en medio de una tormenta, limpiar arroyos con motosierras para evitar aludes –en algunos casos arriesgando incluso la propia vida–, llevar agua y alimentos a quienes lo necesitaban y hasta construirle una vivienda a una madre soltera que fue evacuada.

También hubo voluntarios que cumplieron otros roles: hoteleros y comerciantes que durante semanas trabajaron para formular un plan de remediación y tomar contacto con autoridades provinciales y nacionales para conseguir la ayuda necesaria; psicólogos que conformaron una red de contención y ofrecieron asistencia gratuita durante semanas.

El trabajo voluntario de aquellos días quedará en el recuerdo de todos los habitantes de la villa como un ejemplo de lo que es capaz de hacer una comunidad encolumnada tras un único objetivo.

Además, la localidad recibió el apoyo y donaciones de cientos de empresas y vecinos de distintos puntos del país. En agosto del 2011 comenzó el plan de remediación y limpieza del ejido a cargo de la Unidad Ejecutora Provincial. Con unos 80 equipos se trasladaron hasta los centros de acopio alrededor de un millón y medio de metros cúbicos de material volcánico. A la par, los vecinos redoblaron esfuerzos para limpiar sus casas y parques. También Nación dispuso un operativo de limpieza de paseos y puntos turísticos.

En lo económico, el Estado provincial abrió una línea de créditos blandos del Iadep y sancionó la Ley de Emergencia que suspendió el cobro de impuestos provinciales. Por su parte, el Estado nacional implementó la entrega del subsidio Repro para sostener las fuentes de empleo.

Todo sumó y hoy la villa muestra nuevamente su mejor postal.


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