«Una concepción del pasado»

El diario Río Negro suele sorprendernos con su concepción de provincia. Muchas veces suele declamar su anhelo de modernidad y desarrollo, de transparencia y horizontalidad. Pero en otras oportunidades revela sus deseos ocultos: centralista, profundamente conservador, incapaz de comprender los cambios que se han operado tanto en las relaciones económicas como en la sociedad provincial.

Una buena muestra de esto es el artículo «Un edificio para el pasado», publicado el lunes 29 de diciembre. El pretexto es analizar el contexto histórico de la inauguración del edificio del Poder Judicial en Roca, 35 años después de que comenzara la construcción. Pero durante su desarrollo, el editorialista se deja llevar por sus impulsos más íntimos y – quizás – irreflexivos. Es cuando pasa a lamentarse por el «desguace» y el «vaciamiento» de la II Circunscripción Judicial. O cuando responsabiliza al Tribunal Superior de Justicia y al Colegio de Abogados por su «estridente silencio».

Lo que no dice, lo que sugiere, es que su angustia se debe a la creación de nuevos juzgados y de la IV Circunscripción. Lo que lo irrita es la descentralización del Poder Judicial. Lo que lamenta, en definitiva, es que Roca perdió esa centralidad judicial conteniendo en su jurisdicción un territorio que iba desde Catriel hasta Río Colorado.

En 1958, cuando se organizó institucionalmente la provincia, tal vez haya sido razonable la división judicial en tres grandes jurisdicciones. Años después, el crecimiento demográfico del Alto Valle Oeste fue demostrando que era necesario abrir ese paquete cerrado para poder brindar un mejor servicio de justicia. Y su primer paso era estar más cerca de las comunidades.

El reclamo provocó profundas resistencias en ciertos sectores y su portavoz más consecuente fue el mismo diario Río Negro. Eran los finales de los ´60, principios de los ´70. Una época que en nuestra región se caracterizó por un acentuado localismo, que nos impedía vernos como una provincia global.

Esa concepción fue útil para entender a Río Negro hasta mediados de los ´80. Luego, la realidad la fue superando: nuestros vecinos se fueron dando cuenta de que era mejor colaborar que competir. Y se fueron conformando distintas redes de intercambio que crearon una sociedad rionegrina diferente.

Pero hubo mucho más que el desarrollo económico y el crecimiento demográfico. También ocurrieron crímenes que sacudieron a nuestra ciudad con la fuerza de un terromoto y que aún lamentamos. Hechos brutales que pusieron en blanco sobre negro la necesidad de que el Poder Judicial esté más cerca de la investigación.

Y más allá de las diferencias particulares que podamos tener con los jueces y magistrados, lo determinante es que la creación de la IV Circunscripción fue un paso gigantesco para mejorar la calidad del servicio. El hecho de estar más cerca ya da más posibilidades a las víctimas y a sus familiares. Cómo olvidarnos del caso de Yanet Opazo y Claudina Kilapi: sus madres dependían de la fiscalía para reclamar justicia y muchas veces padecían no tener dinero para viajar a Roca. Cómo dejar pasar lo ocurrido con el primer y segundo triple crimen; con los homicidios de Ana Zerdán y Diana del Frari; o de Jorge Luis Ortiz…

También es destacable que la proximidad de la justicia permitió a más gente obtener una reparación o disfrutar de los derechos establecidos en la Constitución Nacional. Un trabajador despedido pudo efectuar su reclamo en los tribunales laborales; una mujer separada pudo reclamar por la cuota alimentaria de sus hijos ante la justicia de familia; los recursos de amparo o las causas civiles y comerciales se trataron en el fuero específico en el mismo lugar.

Es cierto que la sola descentralización no es suficiente para garantizar justicia a la comunidad. Pero también es verdad que la concentración traía más dificultades que ahora.

La totalidad de los crímenes impunes en nuestra ciudad se produjeron antes de la creación de los tribunales penales. Y para los rionegrinos de a pie, que el Poder Judicial esté más cerca es una forma de asegurarles un derecho constitucional básico.

La realidad actual es más compleja que la de hace 50 años. Por eso, sería conveniente que articulistas y editorialistas del Río Negro puedan interpretarla sin anteojeras localistas y desde las necesidades de todos los rionegrinos.

Alberto Weretilneck

Intendente de Cipolletti


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