Una empresa de capital y administración británicos

Ferrocarril del Sud construyó una de las redes más extensas del país. Sus técnicos elaboraron un plan complementario de crecimiento. Fomentó la producción frutícola y construyó diques, silos y canales.

Ferrocarril del Sud, una empresa inglesa que construyó uno de los ferrocarriles más extensos de la República Argentina, realizó además puertos, silos de acopio de cerales y en nuestra región diques y canales destinados al riego de las chacras del Alto valle de río Negro, además de estimular la producción de peras y manzanas, un monopolio que buscó en todo momento maximizar sus ganancias.

El Ferrocarril del Sud comenzó la construcción de su primer ramal de Buenos Aires a Chascomús -unos 114 kilómetros- en marzo de 1864.

Esta compañía, que inició sus actividades a partir de una sociedad conformada por accionistas argentinos que encabezaba Eduardo Lumb. Rápidamente fue vendida a accionistas ingleses que veían en este tipo de inversiones una forma de obtener importantes ganancias porque el gobierno argentino garantizaba un rendimiento de 7% anual sobre un valor base de la milla construida, que se pagaba a valor oro.

El aumento de la producción de lanas y de cereales provocó la rápida expansión de esta línea. En 1876 ya tenía 432 kilómetros y llegaba hasta Dolores -Buenos Aires- y transportaba 155 mil toneladas anuales de productos agrícolo-ganaderos y 155 mil pasajeros.

Una vez que finalizó la Campaña del Desierto en 1880, esta línea de ferrocarril inició gestiones para ampliar su concesión hasta la ciudad de Bahía Blanca, donde comenzó la construcción de un puerto de ultramar que permitiría atracar a tres buques a la vez. Todo este tramo finaliza en 1884.

El tendido férreo alcanzó una extensión de 1.340 kilómetros, considerando los distintos ramales que lo conformaban. Cerró de esta forma un formidable negocio asegurándose el transporte de la producción agrícolo-ganadera en la mayor parte del territorio bonaerense.

La construcción de la vía férrea a Neuquén, partiendo desde Bahía Blanca, fue realizada en el tiempo récord de dos años. Esto se debió a las necesidades estratégicas de la Nación, que se encontraba en conflicto de límites con Chile. Por ello, la guerra parecía inminente.

Ante esta perspectiva, uno de los grandes problemas era el traslado de las tropas desde las regiones pobladas hasta la cordillera; 500 leguas de distancia, según las crónicas.

La tarea de realizar el trabajo se le solicitó a la empresa británica Ferrocarril del Sud, que llegaba con su camino de hierro hasta Bahía Blanca, y que aceptó inmediatamente realizar estos trabajos, por lo que obtuvo importantísimos beneficios a cambio. Entre ellos, el ingreso de materiales y repuestos libres de impuestos, transferencia de las tierras por donde pasaría el ferrocarril y la garantía de ganancias de por lo menos el 7% anual.

La importancia de la construcción de esta línea en el ámbito nacional fue indiscutible. Si bien el motivo por la cual se la construyó inicialmente era estratégico, los acontecimientos por fortuna para los dos países dieron un giro, y Julio A. Roca, que asumía su segunda presidencia en 1899, impulsó negociaciones con Chile que permitieron finalmente un arreglo diplomático.

A la inauguración de la línea concurrió el presidente de la República, que se trasladó por ferrocarril. Pero las inundaciones del río Negro, impidieron que llegara hasta la localidad de Fuerte General Roca, procediéndose a realizar la inauguración donde lo permitió la crecida.

Esta línea ferroviaria se ampliaría llegando a Neuquén en 1902 a través del puente construido y finalmente, a Zapala en 1914, sin continuarse la construcción a través de la cordillera. La empresa adjudicó pocas posibilidades de rentabilidad a la línea trasandina y por ello el Congreso de la Nación autorizó a modificar el contrato original.

Juan Isasi


Ferrocarril del Sud, una empresa inglesa que construyó uno de los ferrocarriles más extensos de la República Argentina, realizó además puertos, silos de acopio de cerales y en nuestra región diques y canales destinados al riego de las chacras del Alto valle de río Negro, además de estimular la producción de peras y manzanas, un monopolio que buscó en todo momento maximizar sus ganancias.

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