Una escuela neuquina prefiere integrar a castigar
Mejoraron la convivencia entre los chicos con un novedoso proyecto.
NEUQUEN(AN).- Los chicos se insultan, se empujan, se agreden. Los padres se quejan, se esconden, exigen.
«La escuela de hoy, ésta y todas las demás, están sometidas a una gran presión, interna y externa, y en los chicos se reflejan todas estas situaciones en problemas de convivencia. Por eso buscamos un espacio más allá del aula. Aquí el de séptimo tiene que esperar al de primero; uno pone el pan en el horno y el otro limpia la mesada», afirmó Mónica de Castro, la directora de la Escuela 207 del barrio Belgrano de esta ciudad.
Ayer, durante toda la jornada, la escuela neuquina rompió las estructuras y se abrió a muchas expresiones que no tienen lugar en la vida cotidiana del establecimiento. Los directivos y docentes de la escuela, ubicada en Bahía Blanca al 1.000, diseñaron una serie de talleres para calibrar las relaciones entre los alumnos donde los más grandes y los más chicos trabajaron en conjunto.
La directora contó que el proyecto nació luego de un diagnóstico de los docentes y directivos que demostraba la muy conflictiva situación que se vivía entre los mismos chicos. A partir de allí para revertir el cuadro crearon diversas actividades: jardinería, radio, juegos didácticos, historietas, manos creadoras, panificación, títeres y folclore. De ella participaron chicos de distintos grados de los dos turnos, mezclados entre sí.
La idea es, partir de estas tareas, hacer desaparecer las diferencias.
Durante la mañana y tarde de ayer docentes y chicos mostraron a los demás grupos y a sus padres los trabajos elaborados durante el año y cumplieron así con el objetivo de que todo lo que se fabricó
salga de la escuela a otras instituciones. De Castro explicó que los alumnos que participaron en juegos didáctico se los llevaron a una escuela cercana. Además, los chicos que estuvieron trabajando en panificación y manos creadoras por la tarde llevaron un adorno navideño y budines a un geriátrico de la zona.
«La idea era que los chicos se integraran entre ellos y la manera en que lo pensamos era romper con la estructuras de tiempo y espacio: aprender y hacer con los demás», sostuvo la directora. La metodología consistió en que cada chico eligiera el taller, y dentro de un grupo de 40 el trabajo fue coordinado por dos docentes.
«Quisimos romper con la estructura de grado, porque en cada actividad había chicos de diferentes edades, unos de los problemas detectados es la sobre edad de algunos chicos a causa de la repitencia».
Los talleres se hicieron una vez por mes y esos días los chicos concurrieron sin guardapolvos ni útiles: «sólo los elementos que necesitaba en el taller», recalcó De Castro.
«Pero como todo proyecto, éste tiene una etapa final que era mostrar a las familias lo que habían hecho los alumnos y también el importante avance en el grado de integración de los chicos», expresó la docente.
La directora mencionó que es la primera vez que se implementa un proyecto de esta magnitud y aseguró que seguirá en los próximos años, con las mejoras necesarias. La docente resaltó que todas las actividades se realizaron con los recursos propios del establecimiento, más el aporte de los chicos y algunas donaciones que obtuvieron.
NEUQUEN(AN).- Los chicos se insultan, se empujan, se agreden. Los padres se quejan, se esconden, exigen.
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