Una gambeta con historia

Análisis:

La autocrítica de su accionar y decisiones es una herramienta que el PJ rionegrino tiene larga historia de no hacer suya.

En ese insólito esquive abrevan muchas de las causas que no sólo le limaron poder al partido a lo largo de la transición, sino que explica parte de las derrotas que le inflige el radicalismo a lo largo de ese lapso.

Una gambeta que siempre se justificó desde argumentos muy variados.

Instancias hubo -por ejemplo- en que soslayó el debate autocrítico en función de lo que comúnmente se definía como «no es el momento adecuado, que ya llegará».

Pero nadie definía cuál era «el momento adecuado». Y por supuesto, el «momento» nunca llegaba.

La cuestión era ganar tiempo.

Y que lo sucedido se hundiera en la noche larga de la historia.

Silencios y complicidades fuertemente tejidos en los planos dirigenciales garantizaron la vitalidad de toda conducta.

En sus más y en sus menos, esta política fue sostenida, con desigual tesón según la oportunidad, por la mayoría de la dirigencia peronista.

Incluso el propio Alcides Pinazo, quien con razón ahora se queja, fungió como engranaje de esa política.

Hasta no es aventurado afirmar que el mecanismo de la interna sirvió para, a posteriori, bloquear el debate esclarecedor sobre la situación por momentos tan desgarrantes que vivió el poder de este peronismo provincial.

O sea, si se iba a interna, dejaba de existir el derecho a la autocrítica sobre la suerte electoral posterior del partido. Concretamente: el resultado de la colisión con el verdugo llamado UCR.

Es decir, la autocrítica no era percibida como un paso del partido para mejorar con grandeza y en función del conjunto del peronismo su sistema de decisión.

Por todo este sistema definidamente enfermo el peronismo rionegrino inmoló cordilleras enteras de su poder detrás de Remo Costanzo.

Por trabajo, organización y aparato, Costanzo ganaba las internas.

Luego, el radicalismo lo devoraba.

«¡Basta, nunca más!», chillaban en el partido. Y a partir de ahí a amplias franjas de la dirigencia juraban cambiar la historia.

Pero no la cambiaban, siempre había más.

Nota asociada: En el PJ todos con Kirchner, pero…  

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