Una masiva marcha fue opacada por un final escandaloso
Organizaciones de izquierda mostraron intolerancia con las Madres y las Abuelas.
Una multitud se congregó ayer para participar del acto por los 30 años del golpe de Estado de 1976, que terminó en escándalo cuando Madres y Abuelas de Plaza de Mayo se negaron a firmar el documento central del acto, en el que se criticaba al gobierno de Néstor Kirchner.
Las consignas y el documento final tuvieron un fuerte sesgo opositor, que llevaron a las Abuelas y a las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora a tomar distancia de su contenido. Previamente, integrantes de estas dos organizaciones, en un acto de intolerancia de un sector , tuvieron inconvenientes para ingresar a la Plaza de Mayo y se les cerró un micrófono cuando las familiares de desaparecidos querían dejar constancia de su oposición al documento leído.
En la mañana, el presidente Kirchner encabezó un acto en el Colegio Militar en el cual afirmó que debe ser la justicia la que defina la constitucionalidad o no de los indultos que beneficiaron a los jefes militares de la última dictadura militar.
En su momento de mayor asistencia, la columna central de la manifestación de la tarde ocupó por completo la Avenida de Mayo, desde el palco principal hasta la Plaza de los Dos
Congresos. El ministerio del Interior estimó que la concentración reunió a 100 mil personas.
La comunión pluralista de los participantes, que incluyó familias, grupos de jóvenes, agrupaciones políticas, representantes de organizaciones sociales y extranjeros, contrastó con las divisiones que atravesaron a los organizadores.
Las consignas, repetidas incansablemente por un grupo de organizadores, demostraron desde temprano que, además de los reclamos históricos de los organismos, la intención era entremezclar cuestionamientos sobre la situación política actual.
Por ello, los locutores exigían «juicio, castigo y cárcel» a los responsables del terrorismo de Estado de la última dictadura militar en simultáneo con el «retiro de la gendarmería de Las Heras», Santa Cruz.
El documento final, de cinco carillas, terminó por exacerbar las desavenencias internas. El texto, entre otros cuestionamientos, acusa al gobierno de «manipular» el reclamo por «la nulidad de los indultos»; de «pagar una deuda externa ilegítima»; «reprimir» las protestas sociales y tener «más presos políticos que» todos los anteriores.
Los párrafos más críticos generaron el enojo de las Abuelas, las Madres de Plaza de Mayo y otros organismos que, en sentido contrario a lo manifestado por quienes llevaban adelante el acto, advirtieron que nunca los habían consentido.
Apenas se terminó de leer, Marta Vázquez, de las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, tomó el micrófono y regresó al eje convocante al pedir «justicia» no sólo con «las Fuerzas Armadas sino también con los civiles»que colaboraron con el golpe. «Nosotros no firmamos el documento que se acaba de leer», aclaró Vázquez, frente a los gritos de sectores del público que criticaban su contenido opositor.
Luego, cuando las columnas comenzaban a retirarse, Carlotto se lamentó porque interpretó que se buscó «utilizar políticamente una fecha que representa el comienzo de un dolor enorme». «Fue un discurso violento y nosotros no venimos a exacerbar la violencia», agregó.
Las pujas, en realidad, se habían insinuado antes. Cuando la columna central recién comenzaba su marcha desde el Congreso hasta el palco, enarbolando una bandera de 200 metros con los rostros de los desaparecidos, un grupo de militantes de la agrupación 26 de Julio ocupó el centro de la plaza e intempestivamente, realizó su propio acto a espaldas del palco.
Poco después, el mismo espacio fue cubierto por la columna de la Juventud Peronista, que recién se retiró cuando los organizadores advirtieron que el acto se suspendería hasta tanto dejaran pasar a las Abuelas y las Madres. «La plaza no es nuestra ni de ustedes, sino de los 30 mil desaparecidos», sintetizó Vázquez con sensatez, cuando la noche ya había caído y los manifestantes se retiraban.
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Una multitud se congregó ayer para participar del acto por los 30 años del golpe de Estado de 1976, que terminó en escándalo cuando Madres y Abuelas de Plaza de Mayo se negaron a firmar el documento central del acto, en el que se criticaba al gobierno de Néstor Kirchner.
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