Una multitud recordó a don Jaime de Nevares

NEUQUEN (AN).- La Iglesia como espacio de resistencia y de esperanza durante la dictadura militar y la «creación de ámbitos de fraternidad» fueron las características que destacó Noemí Labrune de la vida de Jaime de Nevares, y arrancó el primer aplauso de la multitud que ayer colmó la Catedral de esta capital para recordar el décimo aniversario de la muerte del primer obispo neuquino.

El centro de la ciudad fue ayer teñido con el homenaje a Don Jaime desde temprano. Poco antes de la misa que presidieron los obispos Marcelo Melani y Agustín Radrizzani -quien reemplazó a De Nevares en 1991, cuanto éste accedió a su retiro-, las Madres de Plaza de Mayo realizaron su tradicional ronda de los jueves en avenida Olascoaga y las vías del ferrocarril. De la marcha participaron estudiantes, representantes de los organismos defensores de los derechos humanos, docentes y trabajadores de salud pública.

La celebración en la Catedral terminó cuando se desplegó una enorme bandera argentina en la nave central, como símbolo de la pertenencia y el protagonismo de De Nevares en los acontecimientos históricos de más de cuatro décadas en la provincia y en el país.

En efecto, la multitud que pobló el principal templo de esta ciudad estaba constituida por obreros, dirigentes de organizaciones defensoras de los derechos humanos, de sindicatos y de comunidades mapuches, sacerdotes y obispos católicos y pastores de Iglesias metodistas, maestras, residentes chilenos y ciudadanos neuquinos nativos y los que llegaron en las sucesivas migraciones.

Los testimonios sucesivos permitieron reconstruir esa historia de cuatro décadas que comienzan casi con la provincialización de Neuquén, en 1961, cuando el Vaticano decidió crear la diócesis y designó a Jaime de Nevares su obispo.

Luego de esa celebración, en el Cine Español se puso en escena el espectáculo «Jaime querido», a cargo de la agrupación Zapala Elenco Estable. Hoy se proyectará el filme «Ultimo viaje», sobre la vida del obispo.

Durante la marcha en torno del Monumento a la Madre, uno de los disertantes criticó el uso que hizo el gobernador Jorge Sobisch de una esquela que le remitió Jaime de Nevares cuando asumió su primer mandato en diciembre de 1991. También el diputado Raúl Radonich, en la última sesión en la Cámara, se refirió a esa mención «fuera de contexto» -fue en el discurso de Sobisch del uno de mayo, cuando inauguró el nuevo período legislativo- e indicó que constituía una suerte de manipulación.

En la celebración de la Catedral hablaron en primer término Jorge Salaburu -quien recordó que las primeras reuniones de sindicatos y organizaciones en 1981, en plena dictadura militar se hacían en ámbitos eclesiales a instan

cias de De Nevares- y Labrune, quien recordó «el sufrimiento de los primeros tiempos» y la acción del obispo que «creó ámbitos de fraternidad».

Luego Oscar Ragni, de la Corriente de militantes por los Derechos Humanos, rescató la lucha «por la dignidad, para recuperar los espacios robados» y lo puso como «ejemplo para seguir sus pasos, hacia el logro definitivo».

Radrizzani, actual obispo de Lomas de Zamora y quien sucedió a De Nevares aquí, recordó sus 30 años al frente de la diócesis y luego habló César Díaz, ex obrero de El Chocón, quien recordó la enseñanza de De Nevares de «unirnos en la diversidad de pensamientos para ejecutar acciones por la dignidad humana».

Los homenajes comenzaron ayer a las 18 cuando en el Museo Confluencia el secretario de Cultura municipal, Oscar Smoljan, inauguró una muestra de objetos, libros, muebles y otras pertenencias de De Nevares. La exposición estará habilitada hasta que concluya la obra del Museo De Nevares, que se realiza en el barrio Valentina Sur de esta ciudad.