Una noche de piquete en el desierto del gas

NEUQUÉN (AN).- El panorama es cuanto menos llamativo: un grupo de 40 mapuches come cordero y matea casi despreocupado en la gélida noche, mientras funcionarios y empresarios son presa de los nervios. Elba Paynemil está pegada al teléfono celular. Todos la escuchan. Ella, una mujer amable y de facciones milenarias, es para YPF la “irresponsable” que le generó pérdidas millonarias.

Elba sonríe y todos sonríen. Es la que dispone y ejecuta. Los Paynemil, unas 30 cabezas de familias, más de cien personas, 2.000 animales, se instalaron a 1.000 metros de la gerencia de la empresa estatal en Loma La Lata. Para llegar hasta ese lugar desde esta ciudad, hay que tomar ruta provincial 7, luego la 51, dejar atrás el istmo de Mari Menuco y Barreales, y sumergirse en una zona árida.

De noche la iluminación corre por cuenta de una torre de venteo de gas que escupe sin parar una lengua de fuego, alta, majestuosa. Los Paynemil cruzaron un colectivo colorinche y un camión Mercedes Benz, y reciben con amabilidad. Juran que así han tratado a los operarios de YPF. “Si no hay producción, es exclusiva responsabilidad de la empresa. Nosotros no tenemos a nadie de rehén, y dejamos trabajar”, repetía Elba el jueves por la noche.

Elba atiende el teléfono y manipula las costillas del cordero. Diferentes formas de manejar un momento de poder. “El gobierno tiene que bajar y darnos una solución. El padre del intendente de Añelo (Darío Díaz) está usurpando nuestras tierras, y eso colmó el vaso. Queremos que esos loteos queden en reserva de la comunidad hasta que se realice el relevamiento”. Calla. Hace una seña y uno de los más jóvenes del grupo se sube a una camioneta 4×4 con olor a nuevo y pinta de nave espacial. Lleva a los enviados de este diario hasta la gerencia. Allí todo está cerrado. La calma abruma. Al menos en el exterior.


NEUQUÉN (AN).- El panorama es cuanto menos llamativo: un grupo de 40 mapuches come cordero y matea casi despreocupado en la gélida noche, mientras funcionarios y empresarios son presa de los nervios. Elba Paynemil está pegada al teléfono celular. Todos la escuchan. Ella, una mujer amable y de facciones milenarias, es para YPF la “irresponsable” que le generó pérdidas millonarias.

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